Santo Domingo.-En la antigüedad se consideraba a la menstruación como algo inmundo y un castigo provocado por los dioses contra las mujeres.
En la Biblia encontramos algunas citas que nos hablan sobre dicha condición cíclica, donde se advierte que ningún hombre debía acercarse a una mujer que tuviera la menstruación.
El capítulo 15 del libro Levítico, que forma parte del Pentateuco, dice:
“Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche.
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“Todo aquello sobre lo que ella se acostare mientras estuviere separada, será inmundo; también todo aquello sobre lo que se sentare será inmundo”, agrega.
Estas eran partes de las normas del antiguo pueblo de Israel, pero otros pueblos antiguos también pensaban lo mismo.
“Cualquiera que tocare su cama, lavará sus vestidos, y después de lavarse con agua, será inmundo hasta la noche. También, cualquiera que tocare cualquier mueble sobre el que ella se hubiere sentado, lavará sus vestidos; se lavará luego a sí mismo con agua, y será inmundo hasta la noche”, dice Levítico.
Los egipcios consideraban que dicho ciclo se trataba de una enfermedad, por lo que apartaban a las mujeres que tenían el período catamenial.
Debemos recordar que los israelitas asumieron muchas de las costumbres egipcias, debido a la estrecha relación entre ambos pueblos
Los sumerios y acadios también daban connotaciones religiosas al período menstrual e, incluso, lo asociaban con el ciclo lunar.
El judaísmo asegura que la mujer era considerada impura solo para los hombres, ya que “en ese momento pertenecía a Dios y no debía ser tocada por los humanos”.
Sin embargo, esta creencia se fue desvaneciendo con el avance de la ciencia, ya que hoy sabemos que se trata de un período normal en las mujeres.