No es nuevo el argumento de que la playa de Boca Chica está altamente contaminada. Ese concepto casi siempre es utilizado por competencia turística..
En diferentes escenarios es utilizado, pero al parecer a esa comunidad habría que identificarla como el título del libro del fenecido escritor colombiano Gabriel García Márquez, «El coronel no tiene quien le escriba», porque sus autoridades han sido cómplices de su deterioro.
Las autoridades nunca han sido capaces de iniciar un plan de recuperación de la playa a pesar de que hay organismos internacionales de financiamiento que disponen de recursos no reembolsables para ello y realizar un turismo sostenible.
Ni los grandes hoteles que operan en la zona ni el Ministerio de Turismo históricamente se han preocupado por una verdadera regeneración de la playa.
Estudios van y estudios vienen y siempre concluyen con la contaminación. ¿Quiénes contaminan? La gente que acude, los hoteles, restaurantes, las embarcaciones y a eso se le agrega la corriente marina que desplaza desechos de todo el litoral. Todos contaminamos y no nos preocupamos por cuidarla.
En una ocasión iba a ser intervenida por el Ministerio de Turismo, como parte de un plan de regeneración de playas y el ministro de entonces requirió 500 mil dólares a los hoteleros de la zona no sé para qué ni con qué fines.
Hace casi un año, específicamente el 23 de noviembre de 2020, fueron firmados dos acuerdos, en la misma zona, por el presidente Luis Abinader, el Ministerio de Turismo, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Asociación de Hoteles y Turismo de República Dominicana; y el otro entre MITUR y ASONAHORES, que estipulaban trabajar en la recuperación de playas y costas y el manejo del sargazo. Al día de hoy: Boca Chica, muy bien gracias.
Iban a priorizar la intervención de 35 playas, las cuales han sido incluidas en proyectos de rescate para futuro inmediato. Ha transcurrido casi un año y el futuro inmediato en Boca Chica, ¿pa’ cuándo?
Verdad es que algunas playas necesitan medidas de regeneración que requieren ingeniería para revertir o mitigar los niveles de erosión. Otras se pueden recuperar con acciones ambientales y de menor costo, mediante proyectos de recuperación. ¿En cuál de esos renglones tendría cabida Boca Chica?, sabrá Dios, dijo Lucas.
La alcaldía no cuenta con un plan de recuperación de playa a pesar de que el turismo es la principal fuente de ingresos en la zona. Ni las autoridades, ni los autoproclamados «dirigentes» tienen en carpeta un verdadero plan para recuperar la playa más visitada por los dominicanos.
Esta playa es única en el mundo con dos islas que turísticamente no han sido explotadas ni para saber su historia y una barrera coralina que construyó la naturaleza de más de tres kilómetros. Eso la convierte en una bahía. Haya o no contaminación es buen momento para que las autoridades la intervengan e inicien un proyecto de saneamiento y recuperación y salvemos a Boca Chica. La playa de todos.