Opinión

Bolsonaro a la carga

Bolsonaro a la carga

A quien Jaír Bolsonaro interpreta mejor es a Bolsonaro. No a Trump, ni a ningún otro político, por exitosas o extremistas y parecidas que sean sus propuestas. Emular discursos, estilos y fórmulas ganadoras no conduce necesariamente a similares resultados. Un chivo puede berrear, pero nunca ladrar. Cada quien es bueno en su elemento, y descubrirlo es la clave.

El estilo es el hombre, por tanto lo define y reafirma. Las tendencias son las que cambian y modifican el discurso, en cierta forma. Un manual para conseguir el triunfo de un candidato, debe enfocarse, no en su carácter, sino en las demandas de la población. El receptor construye el mensaje, el emisor apenas lo interpreta.

La sociedad brasileña estaba harta de gobernantes ‘izquierdistas’ corruptos que, no conforme con podrir su sistema, esparcieron la fórmula por toda la región, incluyendo a muestra habitualmente permeable RD. Odebrecht fue el agente corruptor, con resultados conocidos, aún en carpeta.

Corrían los años 90 y los primeros de este siglo cuando Chávez, Lula, Correa, Daniel, Cristina y Hugo Morales irrumpieron en el escenario político latino en un concierto liberal que lucía redentor y auspicioso. Pero las mieles del poder los fue dañando y, uno por uno, y así han ido cayendo. Dejando demostrado, una vez más, que las ideologías no tienen la respuesta, pero ese no es el tema que nos ocupa.

El fenómeno Bolsonaro nos permite retomar la dualidad que se nos presenta entre a figura del aspirante y el mercado de votantes. Suelen no conciliar en lo esencial, pero sí en un punto de inflexión que representa el mayor desafío para el estratega de campaña. Con los riesgo que debió afrontar, el exagerado -nunca excesivo,- discurso de Bolsonaro conectó efectivamente con el disgusto provocado por los liberales.

El Nacional

La Voz de Todos