Qué hacen decenas de instituciones estatales repartiendo millonarios recursos, donde su real trasfondo no es otro que buscar la perpetuidad politiquera de gente que practica el clientelismo con dichas ayudas.

Las grandes democracias occidentales se construyeron al amparo del Estado de Bienestar Social. La población de esos países creció y se hizo poderosa gracias a la mano amiga que le extendía el Estado. Si Suecia, Finlandia, Noruega, etc., son hoy día naciones con números azules en lo que respecta a la felicidad y la educación de su ciudadanía, en gran parte se debe a los gobiernos socialdemócratas que instauraron regímenes que invirtieron en la gente.

Hace muchos años desde Suiza, hice la propuesta de crear la Secretaría de Bienestar Social, entidad que para mí ya tenía su presupuesto, pues con la cantidad de instituciones que mal utilizan el dinero para promociones personales de incumbentes de turno y por ende la demagogia, repartiendo entre la población recursos que bien podrían estar concentrados en una sola dependencia gubernamental que los manejaría con criterios de progreso y desarrollo.

Por eso que aplaudo la propuesta del licenciado Tony Peña Guaba, coordinador del Gabinete de Política Social, quien anunció tener un proyecto listo para presentárselo al presidente Luis Abinader, el cual convertirá esa cartera en el Ministerio de Protección Social.

La iniciativa de Peña Guaba debe recibir el apoyo de la sociedad, pues se instauraría de una vez y por todas, un organismo que acudiría en auxilio de las personas más necesitadas. Esta es una manera de humanizar la vida e ir en ayuda del pueblo, pues como bien ha dicho Paul Krugman, premio Nobel de Economía, el capitalismo no tiene que ser, “sangre, colmillo y garra”.

Y como bien resalta Peña Guaba, con ese ministerio se eliminaría la duplicidad de funciones.

Por: Elvis Valoy (elvis.valoy@gmail.com)