Articulistas Opinión QUINTAESENCIA

Burguesía y poder

Burguesía y poder

Rafael Ciprián

La entrega anterior de esta columna provocó que algunos amables lectores manifestaran asombro y hasta recriminación porque celebramos la toma del poder político por lo mejor de nuestra burguesía.

 Son interesantes esas interpretaciones de la Quintaesencia anterior. Es parte de la polisemia o múltiple sentido que puede generar todo texto.

 Además, se debe tener muy en cuenta que vivimos en tiempos de la posverdad. Prevalece la emocionalidad sobre la racionalidad. Eso es inevitable.

 Por esa emocionalidad se pueden despreciar las pruebas presentadas en términos históricos o la objetividad del razonamiento esgrimido. Es evidente que la verdad o realidad no importa tanto como los deseos o la impresión recibida.

 Independientemente de los deseos, la realidad se impone. En la sociedad capitalista la burguesía es la clase social llamada a dirigir el país. Ella debe controlar el poder político. Así dirigirá lo económico, social, jurídico, cultural, institucional y demás manifestaciones de la sociedad.

 Ni la pequeña burguesía ni los obreros ni los campesinos ni los desempleados ni ningún otro sector social, incluyendo a los intelectuales, están en condiciones idóneas para sustituir a la burguesía en el sistema capitalista. Pueden hacer una revolución, pero eso sería otra cosa.

 Y la burguesía no maneja el Estado capitalista para hacer obras sociales por humanidad, sino para incrementar sus riquezas.

Todas las medidas que tome y que favorezcan a la población, las ejecuta como forma de mantener la paz, la gobernabilidad y la tranquilidad social que permiten el clima necesario para que los negocios prosperen. La sociedad capitalista no es una sociedad humanista. Duro, pero cierto.

 En los países capitalistas atrasados, pobres, dependientes y anómalos, como el nuestro, la burguesía es muy débil. Le falta la plena conciencia política, social, nacional y de clase. No es una burguesía en sí ni para sí.  Por eso la pequeña burguesía la sustituye en el poder. Y genera la corrupción administrativa y la falta de institucionalidad que hemos padecido.

 La burguesía sabe producir riquezas, pero la pequeña burguesía no; la burguesía guarda las formas y respeta su institucionalidad, la pequeña burguesía, no; la burguesía, con grandes ganancias, mejora los niveles de vida de la población, la pequeña burguesía, no; la burguesía crea el sistema capitalista y la pequeña burguesía lo desquicia.

 Y cuando la burguesía decide que la pequeña burguesía no seguirá gobernando en el capitalismo, toma el poder por medio de empresarios que tengan también las condiciones de políticos profesionales (el presidente Luis Abinader). Luego, algunos pequeños burgueses, y descendientes de los burgueses, se harán políticos profesionales y dirigirán el Estado.