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Cambio climático

Cambio climático

Orlando Jorge Mera

Latinoamérica es la región que menos gases de efecto invernadero emite, y es sin embargo, la región más vulnerable al cambio climático, viéndose todavía en mayor riesgo el Caribe, y por supuesto, la República Dominicana, lo que hace urgente transformar el modelo de la ecomomía, propiciando una nueva estructura pos Covid-19.

En días recientes, en representación de la República Dominicana y en mi calidad de ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, tuve la oportunidad de participar en la “COP26 Iberoamérica Earth Day Summit” celebrada en Washington, donde dimos cuenta de la realidad que nos aqueja con respecto al cambio climático y sus consecuencias, a pesar de no ser un país que sea un gran emisor de gases, pero sí muy expuesto, en términos geográficos, al ser un pequeño estado insular.

En dicho escenario, recordamos las advertencias sobre la crisis climática de los últimos 30 años, y la especial atención que merece en la actualidad, considerando que, lejos de disminuir o trabajar en armonía con el medio ambiente y los recursos naturales, la actividad humana, con la consecuente contaminación por gases, se ha duplicado a nivel mundial.

Bajo la lógica de actuar a nivel local lo que aspiramos se replique a una escala global, en la República Dominicana no nos hemos quedado de brazos cruzados, trabajando en el distanciamiento del modelo económico tradicional, y forjando las bases de un nuevo, en un mundo pos covid-19, mediante la diversificación de la matriz energética para introducir 1 GW de energía renovable no-convencional; la movilidad sostenible en áreas urbanas; la economía circular, con la promulgación de la Ley de Residuos Sólidos en octubre de 2020 y un plan integral para la gestión de residuos a nivel nacional; el desarrollo de nuevas áreas para turismo sostenible; una revolución digital, y la consolidación de una bio-economía y soluciones basadas en la naturaleza.

Al igual que el Covid-19, el cambio climático no sabe de treguas ni de fronteras; no discrimina en su paso, y por ello amerita de todos nosotros una respuesta internacional coordinada y cohesionada. Por ejemplo, cuando hablamos de financiamiento privado, esto es una oportunidad aunque con algunos escollos por sortear, como el clima económico actual y la incertidumbre, poco amiga de los inversionistas, así como la transformación pendiente aún que se precisa para impulsar mecanismos de mercado que financien una recuperación verde y justa.

Por lo pronto, nuestro país ya presentó su Contribución Nacionalmente Determinada 2020, documento que ha sido actualizado y consensuado con todos los sectores nacionales, comprometiéndonos a la reducción de un 27% de las emisiones de gases de efecto invernadero al 2030.

Por: Orlando Jorge Mera

orlandojorgemera@yahoo.com

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