El cambio climático, cuyos efectos son tan devastadores en todos los órdenes, no puede ventilarse como una consigna o una frase vacía.
La gente oye hablar de emisión de gases de efecto invernadero, calentamiento de las aguas, depredación de los bosques y muchos otros conceptos que si le entran por un oído le salen por el otro.
Tratándose de un problema tan grave, que amenaza la seguridad alimentaria el drama debe ser abordado con más claridad y precisión para que la gente tome conciencia.
El programa de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha advertido que el campo dominicano enfrenta los desafíos impuestos por el cambio climático, por lo que necesita políticas públicas intersectoriales de apoyo a los agricultores “promoviendo acceso a mercados más eficientes y sostenibles”.
El problema de países carentes de infraestructuras adecuadas, que tienen que luchar contra sequías, tormentas, inundaciones y otros fenómenos no es de teoría, sino de recursos.
Para colmo las prioridades de los gobiernos suelen estar muchas veces divorciadas de la realidad. El cambio climático, de acuerdo con todos los expertos, es una amenaza real.
