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Cárcel vulnerable

Cárcel vulnerable

Los decomisos de celulares, cuchillos y machetes en la cárcel de Azua vuelven a evidenciar lo vulnerable que, en el mejor de los casos, resulta la seguridad en el recinto.

Ya en otras ocasiones en el centro, en el que se han fraguado atentados criminales como el que según las autoridades estuvo cerca de costar la vida al expelotero David Ortiz, se han detectado armas de fuego y otras herramientas.

La confiscación de 132 celulares, 70 machetes y cuchillos debe ser una señal de alerta sobre la fragilidad de la seguridad o la complicidad de los encargados del recinto con los presidiarios.

De alguna forma los presos recibieron los utensilios. El decomiso no es para darlo a conocer como si se tratara de una muestra de eficiencia.

La acción tiene que complementarse con una profunda investigación para establecer responsabilidades sobre la procedencia de los instrumentos.

Con la implicación de reclusos de la cárcel de Azua en tramas criminales, la Dirección de Prisiones tiene que abrir una investigación sobre la relación entre los agentes y los presos no solo en ese recinto, sino en todos los que operan en el país. Algo apesta en los recintos.

El Nacional

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