Los casos de los jóvenes muertos en Villa González y en El Platanal, Cotuí, constituyen una visible señal de alerta a la Policía sobre la criminalidad que se manifiesta en el territorio.

Sigfrido de Jesús Javier fue muerto por tres encapuchados que penetraron a la residencia en que vivía con sus padres, quienes fueron dejados amarrados.

Se podrá dar cualquier explicación pero en el caso ocurrido en la comunidad de Cotuí lo que vale es el crimen y la manera en que se cometió.

En Los Cambrones, Villa González, el joven Jean Marcos Carela, de 22 años, fue muerto cuando supuestamente trató de asaltar a un oficial retirado de la Policía.

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Aunque indican que Carela era un muchacho de la calle los familiares rechazan la versión del atraco. Los casos son para que la Policía vea todas las caras de la criminalidad y la violencia que tanta perturbación generan en la población. Por una razón u otra nadie se siente seguro en ningún sitio, aunque se diga y todavía sea verdad que la criminalidad ha disminuido.

El ambiente es para que se tome nota de cada uno los sucesos que se cometen en el país para elaborar una respuesta más eficaz.