Bastó con que el Gobierno anunciara la reducción de la criminalidad para que se desatara una sorprendente ola de ejecuciones y asaltos que ensombrecen el panorama.
La característica de muchos de los casos no es lo que importa, sino los hechos, algunos de los cuales, como el asalto por hombres armados en dos apartamentos de una torre de La Esperilla, un sector de clase media alta, generan justificado pánico.
Tras penetrar al estacionamiento de la torre Nicole IX, amordazar al seguridad y encañonar a empleados, los asaltantes, que habían llegado en una yipeta Hyundai Tucson, color blanco, robaron y se marcharon. Los delincuentes, según las versiones, preguntaban con insistencia por unos chinos que vivirían en la torre.
Un asalto con tales características, que según las versiones ocurrió alrededor de las 4:00 de la madrugada de ayer, no deja de resquebrajar el clima de seguridad en el territorio. Y más cuando hace apenas unos días encapuchados ejecutaron a tres personas en Villa González, Santiago.
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Son sucesos en torno a los cuales no se puede especular, pero a los que las autoridades tienen que prestar mucha atención. Nada se puede descartar.
