Israel y el grupo Hamás alcanzaron ayer un acuerdo de alto al fuego en la Franja de Gaza, según informó el ministro de Exteriores de Catar, Mohamed bin Abderramán, quien dijo que se extendería en una primera etapa por 42 días, con el canje de rehenes israelíes por prisioneros palestinos en cárceles judías.
Se trata de una gran noticia que el mundo civilizado recibe con júbilo porque detiene un conflicto bélico que se declaró por la incursión perpetrada al sur de Israel por comandos de Hamás con saldo de más de dos mil muertos y centenares de secuestrados.
Durante los 411 días del conflicto, la represalia militar del ejército de Israel contra la Franja de Gaza roza el exterminio con más de 46 mil muertos, la mayoría mujeres y niños, además de la destrucción de casi toda la infraestructura de ese territorio a través de repetidos bombardeos y operativos terrestres.
El alto al fuego logrado con la mediación de Catar, Egipto y Estados Unidos, incluye, además del canje de rehenes israelíes por prisioneros palestinos, la garantía de una calma sostenible y la llegada de ayuda humanitaria y combustible a Gaza, así como la rehabilitación de los hospitales.
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El todavía presidente Joe Biden celebró el acuerdo como un triunfo de su administración, pero lo mismo hizo Donald Trump, quien arribará a la Casa Blanca dentro de cuatro días, aunque lo positivo que se extrae de esta buena noticia es que es endosada también por las partes en conflicto y la comunidad árabe.
Se ha dicho que durante la primera fase del cese al fuego, el grupo Hamás liberará a 33 rehenes, en tanto que Israel excarcelaría mil prisioneros palestinos, y su ejército se retiraría del “Corredor de Filadelfia”, la frontera entre Gaza y Egipto, cuyo control lo consideraba asunto de vida o muerte.
Una segunda fase del acuerdo marcaría la liberación de los restantes 65 rehenes y la continuación del repliegue del ejército israelí de la Franja de Gaza, cuyo cumplimiento daría aquiescencia a la última fase que sería el fin de una guerra atroz, destructiva, sangrienta, injusta e irracional.
Los pueblos de Israel y Palestina celebran hoy el cese de un conflicto que ha causado la muerte de 46,500 gazatíes y más de 400 soldados israelíes, al tiempo que cruzan los dedos para que el demonio guerrerista no resurja con su estela de muerte y destrucción.