Editorial

Cielos abiertos

Cielos abiertos

Con la vigencia del acuerdo de cielos abiertos con Estados Unidos, República Dominicana ingresa a la lista de más de 130 países que participan de ese esquema de cooperación en el desarrollo de la aviación civil a través de la eliminación de la intervención de los gobiernos en las decisiones sobre rutas, capacidad y precios ofertados por aerolíneas.

El convenio permite que las compañías de aviación comercial puedan proporcionar un servicio aéreo asequible, conveniente y eficiente a los consumidores, aunque en términos prácticos representa una expansión del dominio competitivo de Estados Unidos sobre esos mercados.

Llama la atención que el acuerdo de cielos abiertos quedó habilitado meses después de que el país estuvo en inminente riesgo de ser excluido por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos de la categoría 1, que permite despegar y aterrizar aviones de matrícula y tripulación dominicana en aeropuertos de esa nación.

En virtud de ese tratado, los gobiernos de ambos países conceden autorización  para realizar vuelos sobre sus territorios sin tener que aterrizar, realizar escalas con fines no comerciales y ofrecer transporte aéreo internacional entre diversos  destinos que incluyen sus  terminales aéreas.

A las líneas aéreas se concede la posibilidad de que operen vuelos en una o en ambas direcciones, combinar diferentes números de vuelos, transferir tráfico entre sus aeronaves y hacer escala en cualquier parte del país, entre otras ventajas.

Los gobiernos de Estados Unidos y República Dominicana tendrán la obligación de otorgar a aerolíneas de la otra nación las autorizaciones y permisos “con la mínima demora procesal, siempre que la compañía  cumpla  con los requisitos  legales y las disposiciones  contenidas en el acuerdo de cielos abiertos».

A eso se atribuye que el Departamento de Transporte (DOT) autorice a una empresa dominicana a cubrir  las rutas hacia Puerto Rico, Nueva York y Miami, una solicitud formulada hace más de dos años, respondida positivamente tras la firma del convenio.

Sin pretender que sea la panacea para la aviación comercial dominicana, ni que representa la entrega de la soberanía sobre el control de los espacios aéreos, el Acuerdo de Cielos Abiertos con Estados Unidos beneficia al turismo, la inversión extranjera y la interconexión aérea con más de 130 países que forman parte  de ese esquema. Ojala que sea bien aprovechado.

El Nacional

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