El Día del Estudiante pasó ayer casi inadvertido para la mayoría de los propios alumnos de planteles públicos y privados, aunque el Ministerio de Educación patrocinó algunas actividades alusivas a la efeméride. Esa ha debido ser una celebración de mayor difusión e incidencia, pues resalta la importancia de los jóvenes que se preparan hoy para asumir la conducción mañana de todas las instituciones del Estado y de la sociedad. Puede decirse que en la escuela de hoy se templa el acero y que se requiere resaltar la importancia del estudiante, porque en él se refleja el futuro de la República. La ocasión debió ser propicia para recordar a candidatos y partidos su compromiso de elevar a partir de 2013 el presupuesto a la educación, para que nunca más ningún niño se quede sin recibir el sagrado pan de la enseñanza.