Frente a una criminalidad encrespada, muertes como la de la diplomática china y del ingeniero Guillermo Turull se tornan en desafíos. Son los más relevantes de diferentes homicidios que estos días han vuelto a perturbar a la población. Turull Duluc, de 60 años, murió en la clínica Abreu, de la avenida Independencia, a causa de heridas penetrantes en el cuello proferidas hasta ahora por desconocidos. A pesar de las heridas el profesional pudo llegar en su vehículo, una yipeta Ford Scape, hasta el centro médico. El caso es una buena pista para los investigadores.
En tanto que la diplomática taiwanesa Julia Ou fue encontrada muerta en su apartamento de la torre G-32, en la avenida Bolívar a esquina Desiderio Valverde, de la Zona Universitaria. El cadáver de la diplomática, quien se desempeñaba como encargada de asuntos de ultramarde la embajada de Taiwán, presentaba golpes y una herida punzante en la cabeza. Sin importar las causas, los sucesos se inscriben dentro de la ola de violencia que ha sembrado la incertidumbre en la población. Pero la aclaración en el menor tiempo aporta sin duda una necesaria tranquilidad.