El caso del edificio que colapsó en La Romana, provocando la muerte de tres personas, es otro episodio de una serie de derrumbes de construcciones que se levantan bajo supuestas violaciones de las leyes.
El alcalde Eduardo Kery Mélivier dijo que el propietario no tenía permiso y que incluso se le notificó que debía suspender la construcción. Pero como ha ocurrido en otros casos la disposición fue ignorada.
Últimamente se han reportado derrumbes de construcciones sin autorización o que habían sido paralizadas en San Cristóbal, La Vega y Santiago, cada una de las cuales con saldos trágicos.
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El suceso de La Romana exige que se tiene que actuar con más rigor frente a esas construcciones que se levantan sin cumplir con los requisitos correspondientes. Cuesta aceptar que la autoridad sea tan vulnerable como para que se desacate una orden para que se suspenda una construcción ilegal.
Sabrá Dios la cantidad de edificios y otras que se han levantado sin cumplir con los requisitos técnicos necesarios. Por su mala construcción, esas obras pueden representar un peligro para los ocupantes. Para evitar más tragedias el desorden tiene que acabarse.