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Como cada domingo

Como cada domingo

 Galardón .-

Aún cuando el Galardón Luis Augusto Caminero tuvo su origen en 2017 por parte de directivos de la Asociación Dominicana de Prensa Turística, cuando se acercaba el 40 aniversario de Adompretur, hubo de pasar un tiempo para reconocer las mejores prácticas del turismo y tuviera efecto, como ha ocurrido la noche de este martes 9 de julio.

La historia del periodismo turístico dominicana es renglón imposible de ser contada sin el papel de Luis Augusto Caminero, quien en la práctica da forma y sentido a esta especialidad, tras fundar el órgano mensual decano del periodismo de turismo: la Revista Bohío, ahora ampliada e impecabilidad por un estilo editorial que ha superado a niveles internacionales.

El galardón Luis Augusto Caminero, era una deuda pendiente, y debió pasar por diversos terrenos de preproducción, su concepción, las formas en su entrega, del diseño del reconocimiento, la determinación de los patrocinadores y la logística del lugar, fecha y protocolos de entrega.

El galardón LAC fue oportuno y justo reconocimiento para festejar lo mejor de nuestro turismo, una industria que hizo provecho de la gloria de ser excelente, con experiencias y nuevas fortalezas que merecían una óptica debeladora de sus perfiles.

Todo el ceremonial del Galardón LAC fue trascendente y emotivo, todos sus programas, el ejercicio de sus maestros de ceremonias (Lizzette Selman y Nestor Estévez) quienes imprimieron solemnidad y respeto desde su transparente pódium, su segmento de video, la música a violín y danza a cargo de jóvenes talentosos.

Pero un galardón LAC en especial, dio sentido a todo, al punto de que su trofeo en cristal óptico era distinto en forma de pirámide truncada: Turismo y Comunicación, entregado a Rosana Caminero en representación de Doña Rita Cabrer, co-fundadora con Luis Augusto Caminero de la Revista Bohío y que fuera la parte fundamental del acto junto al discurso de ministro de Turismo, Francisco Javier García.

Los Caminero, ascendieron a escenario del auditorio Juan Bosch, para poner el punto preciso de emotividad en esa noche ofreció la sobriedad de su espacio para acoger la cúpula privada y pública de la industria, en una fiesta de honores que no será olvidada fácilmente.