Sin la integración de organizaciones comunitarias, que orientan e impiden la contaminación de ríos como el Ozama e Isabela, el rescate de las corrientes acuíferas se reduce a una tarea casi imposible.
De la misma manera que empresas y grupos ecologistas es necesario que los comunitarios se integren para evitar que se lancen desperdicios a las cuencas de los ríos.
Tal parece que se ha avanzado en esa prevención con la operación de fundaciones que desde hace años se han creado en diferentes barrios colindantes o cercanos a los ríos Isabela y Ozama.
Durante un encuentro con la alcaldesa Carolina Mejía los representantes han dado cuenta no solo de las toneladas de desperdicios que han recogido, sino de la gran cantidad que han impedido que se vierta en la corriente.
Tan importante es evitar que las corrientes se llenen de basura como inocular conciencia en la población sobre el valor y la importancia de los ríos para el medio ambiente.
El Ozama y el Isabela eran, por la contaminación y la pestilencia, dos cloacas. Por voluntad propia y la intervención de la alcaldía del Distrito Nacional a través de programas de apoyo las fuentes tienen dolientes.
Sería muy conveniente que se exploren nuevas alternativas para que algún día los dos ríos recuperen su esplendor y se conviertan en un atractivo para nativos y extranjeros.
