En la escuela Juan Isidro Pérez, de Mao, los profesores paralizaron la docencia en protesta contra la disposición que los obliga a firmar el libro de entrada.
En los centros educativos del distrito 08-05, de Santiago, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) suspendió la docencia en demanda de que se concluya la construcción de planteles, la reposición de profesores y se designe más personal de apoyo.
Las suspensiones constituyen un desafío para las autoridades. Maestros sin vocación e incapaces de mejorar la calidad de la enseñanza obedecen a las insensateces de los dirigentes gremiales para asegurarse protección frente a las evaluaciones de desempeño.
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El presidente de la seccional de Santiago, Miguel Jorge, ha justificado la paralización de la docencia también en demanda de respeto a la dignidad de los docentes. Lo de Mao es una vergüenza.
Y en Santiago ninguna de las demandas ameritaba la suspensión de la docencia, una licencia que el gremio se ha tomado por la evidente falta de acción de las autoridades para aplicar la ley. Es obvio que algo se tendrá que hacer para evitar y sancionar los paros injustos.