Sin importarle que se le estigmatice como parte de los males que corroen el sistema educativo y no de la solución, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) vuelve a la carga con protestas en apoyo a los maestros pensionados.

El presidente del gremio, Eduardo Hidalgo, y sus aliados evidencian que han tomado las necesidades de los educadores como pretexto para crear alborotos sociales.

Para reclamar que se mejoren las condiciones de salud de los pensionados y jubilados no hay que interrumpir la docencia ni manifestarse frente al Ministerio de Educación ni el Palacio Nacional.

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Basta con hacer las diligencias de lugar con las autoridades correspondientes, quienes para más tienen siempre las puertas abiertas.

Pero en un momento en que se han divulgado barbaridades que ensombrecen el sistema educativo, el gremio, en lugar de contribuir con ideas para superar las lacras, se decanta por protestas que dejan mucho que desear.

Sería injusto responsabilizar a los profesores de las atrocidades detectadas por un estudio del Departamento de Psicología del Ministerio de Educación, pero tampoco se les puede exonerar de algún tipo de culpabilidad.

Los bajos índices en los alumnos indican que los maestros no han cumplido con su rol en el sistema educativo.