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Constitución de 1963

Constitución de 1963

Félix Nova

Ayer se cumplieron 58 años del fatídico golpe de estado al profesor Juan Bosch; dicho golpe lo planificaron la burguesía dominicana, los militares, un sector de la Iglesia Católica, respaldado por Estados Unidos, quienes eran contrario a las ideas progresistas que aplicaba la Constitución de Bosch de 1963.

Antes de todo, cabe destacar que la muerte de Trujillo dio lugar a un difícil proceso de liberalización política que fue marcando una transición a la democracia, o más bien a lo que Guillermo O´Donnell llamó la “primera transición”, es decir, la transición de un gobierno autoritario a un gobierno democráticamente electo. La “segunda transición”, esto es, la consolidación del régimen democrático, no estaba garantizada a priori, sino que dependía de una compleja construcción política que pudiese hacerla viable, lo que, a la postre, no fue posible lograr.

Luego de ciertos ajustes institucionales en la estructura gubernamental tras la muerte de Trujillo se formó un Consejo de Estado civil, que tomó el poder para organizar la transición, se celebraron elecciones libres en diciembre de 1962, la primera vez desde 1924 tras la salida de las tropas norteamericanas y previo a la toma del poder por parte de Trujillo.

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el cual había sido fundado en el exilio y liderado por el escritor y político Juan Bosch, ganó cómodamente las elecciones presidenciales y una mayoría en ambas cámaras legislativas.

Como parte de la llamada “izquierda democrática” latinoamericana, entre cuyos líderes más prominente estaban Rómulo Betancourt, José Figueres y Luís Muñoz Marín, entre otros, Juan Bosch y su partido PRD presentaron un proyecto de constitución claramente identificado con el “constitucionalismo social”.

De hecho, en la carta de remisión del borrador de Constitución al órgano encargado de adoptar la nueva Constitución, los redactores del proyecto expresaron que se inspiraban en las Constituciones de Weimar de la República Federal de Alemania, la México de 1917, la de Cuba de 1940, entre otras.

En lo que respecta a las instituciones políticas, la Constitución de 1963 se inscribía en un constitucionalismo liberal-democrático, con un régimen presidencial y una división clásica de los poderes públicos, con un fuerte énfasis en la responsabilidad y rendición de cuentas de los gobernantes. Sin embargo, en lo que esta Constitución fue verdaderamente innovadora fue en los aspectos económicos, sociales, laborales, educativos y de orden familiar, con lo cual marcó una ruptura significativa con la tradición constitucional dominicana.

De hecho, los debates constitucionales giraron alrededor de las disposiciones relativas a estas materias, sin que los demás aspectos del nuevo texto constitucional generaran mayor debate o controversia. Sectores conservadores de la sociedad –empresariado, Iglesia católica, estamentos altos de la sociedad- emergieron con fuerza en el escenario público haciendo uso de las libertades que el escenario del post-trujillismo hizo posible.

Por: Félix Nova
Félix Nova@gmail.com

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