Las propuestas que están surgiendo de estos encuentros marcan el camino por el que va a seguir avanzando esta revolución educativa”, proclamó el presidente Danilo Medina a raíz de reuniones simultáneas sobre el pacto para la mejora y reforma del sistema educativo que había convocado el 14 de agosto. La idea del consenso para impulsar un modelo de enseñanza que responda a las necesidades de desarrollo de la nación es más que saludable, aunque el método que se ha utilizado plantea muchas interrogantes sobre los resultados.
Las consultas, con un acento un tanto maratónico y altamente ponderadas por el oficialismo, concluyen hoy. Ahora se entra en la fase de resumir y ordenar las propuestas para presentar un borrador que pueda servir de base a esa reforma del sistema educativo que es tan fundamental para orientar la nación por los senderos de la competitividad a través de la preparación real y no virtual de sus fuerzas productivas. Uno de los principales desafíos de estos tiempos.
Es cierto que el Gobierno convocó a todos los sectores a que se integren al diálogo convocado a través del Consejo Económico y Social, que coordina monseñor Agripino Núñez Collado. Pero el método también abría la posibilidad de que las consultas se convirtieran en la exposición de necesidades, como construcción, equipamiento de planteles y designación de maestros, obviándose elementos tan importantes como la formación docente.
En todo caso, todavía puede evitarse que el pacto educativo se convierta en un traje a la medida para apuntalar iniciativas del oficialismo sobre para reformar y mejorar la educación. Aunque puedan ser necesarias y viables. Pero no se trataba de un referéndum, sino de dar oportunidad a diferentes sectores para que expusieran sus puntos de vista sobre los cambios que se requieren para motorizar esa revolución de la enseñanza que ha planteado el Presidente de la República.
Las grandes fallas del sistema de enseñanza no han estado en la violación de la ley que asigna el 4% del Presupuesto para la educación preuniversitaria. Ni en los planteles destartalados, sin butacas ni materiales. Sin excluir ningún elemento, esas fallas se han evidenciado en las evaluaciones de organismos internacionales que sitúan a este país en los últimos lugares en los índices de formación y aprendizaje.
Si bien inquieta que el entusiasmo sobre los encuentros solo haya puesto el oficialismo, el pacto educativo, con todo y que forma parte de la Estrategia Nacional de Desarrollo, debe ser visto y constituirse en la primera gran oportunidad para construir un auténtico consenso, al menos entre clase política, empresarial, educadores y organizaciones y personalidades más interesadas y comprometidas con la problemática educativa. Para que cumpla su cometido.
