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Creencias que extinguen: Jicotea sureña

Creencias que extinguen: Jicotea sureña

Trachemys decorata. Foto: Henry Abreu Domínguez.

La sobrepesca es la causa por la que la especie se encuentra en peligro de extinción”, dijo el biólogo Sixto J. Inchaustegui

Santo Domingo.- “Se le da algunas gotas de sangre de jicotea a los niños recién nacidos, para que las brujas se alejen y así evitar que se los chupen”.

Lo dijo una señora de 43 años que vive en Santo Domingo, oriunda del municipio de Cabral, en la provincia Barahona, que nombraremos Ana, porque prefiere proteger su identidad.

Como Ana, muchas personas de esa comunidad sureña consideran que la jicotea posee algún “poder mágico” que puede, desde espantar brujas, hasta curar enfermedades.

La realidad es que esas creencias y supersticiones son menos prominentes con el paso de los años; sin embargo, su práctica ha puesto en peligro de extinción a esta especie de tortuga, por captura y sacrificio.

La tortuga o jicotea sureña, cuyo nombre científico es Trachemys decorata, es una especie endémica de la isla Hispaniola. El nombre es debido a que, el reptil solo se encuentra en algunas partes de la región sur de República Dominicana y Haití.

En el país se encuentran específicamente en la Laguna Rincón o Cabral, Valle de Neiba, Lago Enriquillo, Laguna Limón y en los humedales del Parque Nacional Jaragua.

Se caracteriza porque su caparazón es de color marrón y la parte inferior de color amarillo, un poco más claro que la Trachemys stejnegeri vicina, la otra especie de tortuga endémica de agua dulce que habita en la parte norte de la Hispaniola. Además, la piel de esa especie es verde grisáceo y presenta pronunciadas manchas amarillas en sus extremidades, cabeza y cola.

Detalle de la Cabeza. Foto: Henry Abreu Domínguez.

La jicotea sureña posee ojos amarillos atravesados por una banda negra, está considera como una Especie Vulnerables (VU), según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y también en la Lista Roja del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales del país.

“La sobrepesca es la causa por lo que la especie se encuentra en peligro de extinción”, asegura el biólogo Sixto J. Inchaustegui, quien lleva más de 50 años estudiando a las tortugas.

De acuerdo al científico, las tortugas de agua dulce del sur del país son pescadas con nasas, trampas que ponen dentro del agua para capturalas y luego ser consumidas como alimentos. Explicó que en la especie, las hembras, que son las que ponen los huevos, son de mayor tamaño que los machos, por lo cual son las preferidas para capturar y comer.

Platos, remedios y creencias

“Desde sopas, hasta guisos, como si se tratase de carne blanca, son los platos que se preparan a base de este reptil en el municipio barahonero”, dijo Pablo Feliz, técnico en biología que se encarga de monitorear la especie, como parte de una iniciativa de Grupo Jaragua en el Refugio de Vida Laguna Silvestre Cabral o Rincón.

Según algunos residentes del municipio de Cabral que decidieron ocultar su identidad, si una mujer se encuentra en embarazada y la está pasando mal, lo ideal es hacer una sopa de “cajoncito”, así llaman en la zona a las jicoteas pequeñas o muy jóvenes, para la dama se recupere.

“Se toman unos cajoncitos, se ponen a hervir, añadiendo víveres, fideos y verduras, con eso se prepara una sopa para que las mujeres embarazadas, si sienten malestares, ya no lo vuelvan a sentirlos más”, precisa un residente.

Otra de las creencias es que la sangre de jicotea puede curar el asma, en especial en la etapa temprana de la infancia.

El animal también es utilizado como una especie de ungüento para los niños a los que se les dificulta caminar.

“Para los que no pueden camina, se agarra una jicotea viva y se hace con ella un masaje en la rodilla, mientras se repiten oraciones y luego se libera, hay que dejarla que camine para que el niño también pueda caminar”, comenta otra persona del lugar.  

También se usa para “espantar brujas y malos espíritus”.  Para este ritual, se cuelgan muertas en las puertas de las casas, y así piensan que actúa como una especie de reguardo.

Según Feliz, “la parte medicinal no tiene ningún aval científico. Como institución tratamos de educar a la población para intentar conservar la especie. Estas prácticas dañinas han disminuido, pero la especie sigue estando en peligro por la presión que reciben por parte de los seres humanos en la laguna”.

Pesca

De acuerdo al más reciente reporte de Estado de Conservación de la Jicotea, realizado por el Grupo Jaragua en 2016, los pescadores en Laguna Rincón aceptaron que capturan la especie, las cuales utilizan para su consumo, ya sea en remedios, adornos, actividades religiosas, afrodisíacos o para la comercialización.

Los pescadores de la zona indicaron que las jicoteas vivas se vendían de $45 a $90 pesos, mientras que el precio por libra era $100 a $200 pesos. 

El reporte indicó que la mayoría de los pescadores de la zona sabe que la jicotea es una especie protegida, y justificaron que dependen de manera exclusiva de la pesca para poder subsistir, debido a que en sus comunidades la accesibilidad a empleos formales y asalariado está limitada a este grupo, debido a las limitaciones educacionales de ese segmento, ya que muchos pescadores no terminaron los estudios secundarios y algunos (mínimo)  hasta el momento de la publicación del reporte, en el 2016, todavía eran analfabetos.

Las prácticas de pesca, aunque se realizan durante todo el año, se produce con mayor intensidad en la temporada de anidamiento (abril y mayo), lo que representa una gran amenaza para la conservación a largo plazo de la especie en Laguna Rincón.

A pesar de que no existen datos históricos sobre la captura de la especie, la mayoría de pescadores encuestados en las provincias Barahona e Independencia expresaron que en los últimos diez años la población de jicotea en el refugio de vida silvestre ha disminuido, incluso, algunos de ellos reportaron ver características diferentes en la especie.

“El tamaño de las hembras adultas que se encuentran ahora es menor que el de hace 50 años, lo cual es un indicador de la presión de la sobrepesca sobre la especie”, expresó Inchaustegui.

En condiciones naturales, las tortugas de agua dulce pueden llegar a medir 10 centímetros y a pesar hasta seis libras, aunque no es común encontrarlas en la región por la presión.

Asimismo, explicó que, aunque en la estación reproductora las hembras ponen sus huevos de tres a cuatro veces en ese período, la mayoría de los recién nacidos no llega a la adultez por los depredadores naturales o porque, en menor escala, los pescadores también se llevan los huevos, lo que considera preocupante y que puede llevar a índices de captura insostenible por tratarse de época de reproducción.

Según el muestreo realizado, la mayoría de tortugas nidantes son jóvenes, y eso es posible saberlo porque ponen muy pocos huevos. Los reptiles mientras mayores son, más huevos ponen; sin embargo, las jicoteas no llegan a su edad de madurez debido a la caza y a la destrucción de su hábitat.

Sequía

Sequía 2020, Laguna Rincón o Cabral. Foto: Grupo Jaragua

Lo ocurrido en el 2020 cuando se secó gran parte de la Laguna de Cabral, como consecuencia de la sequía y del uso no controlado de sus aguas para reguío agrícola, produjo una mortandad masiva de jicoteas.

Como la Laguna Cabral depende cien por ciento de las aguas del Yaque del Sur, en el 2020 el único afluente de la región se vio presionado por la agricultura, y debido a las pocas lluvias no tenía suficiente agua para llegar hasta la laguna. Esta situación produjo una alta evaporación, lo que conllevó a que ese humedal se secará casi por completo.

Puedes leer: El sedimento mata la flora  Laguna Rincón

T. decorata muerta por la sequía de la laguna Rincón o Cabral. 
Foto: Grupo Jaragua
T. decorata muerta por la sequía de la laguna Rincón o Cabral.
Foto: Grupo Jaragua

De acuerdo a Pablo Feliz, la Laguna se secó un 95%, y en ese punto “se podía entrar un carro o motores en medio de ella y no pasaba nada”.

Como consecuencia de la sequía, se estima que murieron entre 100 a 185 jicoteas. “Las jicoteas se protegen cuando esto ocurre y se mantienen en los caños más profundos que no se secan o se entierran hasta que se vuelve a llenar la laguna, pero por las altas temperaturas, en muchos casos mueren”, expresó el biólogo.

La buena noticia es que, gracias a algunas lluvias, la laguna empezó recuperar su caudal y está en buenas condiciones: la biodiversidad también se ha ido recuperando de forma lenta.  

Cambio climático

Según explicó, Sixto Inchaustegui, la gran mayoría de los animales son ectodérmicos, es decir, que la temperatura de su cuerpo depende de la temperatura del ambiente. No regulan por mecanismos fisiológicos su temperatura, como ocurre en los humanos, todos los demás mamíferos y en las aves, que son animales endotérmicos.

Es lo que erróneamente se enseñaba en la escuela como “animales de sangre fría” y “animales de sangre caliente”. Estos animales presentan un equilibrio entre las temperaturas ambientales y las funciones del metabolismo de su cuerpo. El aumento de la temperatura ambiental los impacta y puede llegar a producir su muerte.

Además, en muchos reptiles, incluyendo las tortugas, se da una condición: el sexo de las tortuguitas que van a nacer es determinado por la temperatura con la que se incuban sus huevos.

No tienen cromosomas sexuales como en los humanos, mamíferos, aves, insectos y otros grupos de animales. Si la temperatura ambiental sigue en aumento, podría llegar a que solo se reproduzcan animales de un solo sexo.

Importancia de la especie

Además de que la especie es parte de la riqueza natural y de la biodiversidad, las jicoteas juegan un papel muy importante en los ecosistemas de agua dulce, lagunas y humedales.

Grupo de jicoteas, se observa un macho a la izquierda y una hembra a la derecha. Foto: Henry Abreu Domínguez.
Grupo de jicoteas, se observa un macho a la izquierda y una hembra a la derecha. Foto: Henry Abreu Domínguez.

Al ser omnívoras, es decir, consumir alimentos de origen animal y vegetal, contribuyen a mantener el control biológico de lagunas y humedales.

Son carroñeras, es decir, comen animales en descomposición, con lo cual contribuyen a mantener la sanidad de los ecosistemas. También comen frutos de algunos árboles que crecen a la orilla de lagunas y humedales y ayudan a dispersar sus semillas. Controlan también las poblaciones de los animales acuáticos, insectos y otros invertebrados, de los que se alimenta.

Iniciativas

La Laguna de Rincón es un área protegida, Refugio de Vida Silvestre, desde 1983. La fauna nativa, incluyendo las jicoteas, están protegidas por la Ley General de Medio Ambiente y por la Ley de Biodiversidad.  La implementación de la ley se hace difícil, en parte, por lo extenso de la zona.

El Grupo Jaragua, junto a BirdLife International y Cemex han desarrollado un programa de educación ambiental comunitario con las poblaciones inmediatas a la Laguna de Cabral, con el propósito de compartir información sobre ese ecosistema, su fauna y flora y la importancia de las especies, resaltando icónica a la jicotea sureña.