Por las razones que fueren, el asesinato de un abogado en La Romana de varios disparos hechos por dos desconocidos que viajaban en una motocicleta, es un suceso perturbador. La muerte de Santos Cedeño del Rosario, a quienes sus victimarios habían ubicado, tiene las mismas características de otros casos ocurridos de un tiempo a esta parte.
Los autores, como si vivieran en un país sin ley o creyéndose que pueden salirse con las suyas, simplemente aprietan del gatillo, sembrando de esa manera el pánico en la población. Con el panorama que se ha creado nadie está exento de ser víctima de un ataque que pueda costarle la vida por cualquier conflicto o incidente. Se trata de una realidad que expone el alto grado alcanzado por la inseguridad en el territorio.
El caso de Cedeño del Rosario, acribillado mientras esperaba a un hijo suyo a la salida de un colegio, y otros crímenes ponen de manifiesto la presencia de matones que ejecutan sus acciones sin ningún remordimiento. Tienen las autoridades no sólo que aclarar cada uno de los sucesos, sino explorar fórmulas eficaces para enfrentar ese sicariato que opera en cualquier punto de la geografía.