Editorial

Crisis de intereses

Crisis de intereses

Las consecuencias sanitarias y legales que se han advertido sobre la crisis en el vertedero de Duquesa ameritan la intervención del Gobierno, sea a través del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales o de cualquier otra instancia autorizada. Porque por un conflicto de intereses no se puede poner en juego la salud de la población, pero tampoco la seguridad jurídica del Estado.

La preocupación de los cabildos del Gran Santo Domingo sobre una crisis con la basura y las litis judiciales que derivarían de la anulación del contrato con la compañía que administraba el vertedero son señales que tienen que ponderarse en torno al conflicto. Y más si en verdad el Ayuntamiento de Santo Domingo Norte no cuenta con la logística para gerenciar el relleno sanitario y la basura.

El alcalde Francisco Fernández justificó la intervención de Duquesa bajo el alegato de que la firma Lajún incumplió con el contrato, el cual había ganado a través de una licitación en 2007. Pero su nuevo argumento de que el convenio había sido a otros inversionistas se ha prestado a confusión sobre los reales motivos de su decisión de asumir el control del pestilente negocio de la basura.

Lajún ha confirmado las negociaciones para ceder el contrato. Pero se entiende que una cosa nada tiene que ver con la otra, siempre que se cumplan los términos estipulados. La compañía aduce que es en medio de las transacciones que el alcalde  Fernández no sólo decide intervenir, sino que ofrece la administración de Duquesa a la empresa Ortega Corporation, contactada en España.

Por ahora han aflorado múltiples indicios que hacen pensar que la crisis de Duquesa no es técnica ni de incumplimiento, sino de intereses. De otra manera, hace tiempo que los actores se hubieran sentado a negociar una salida al conflicto, sin necesidad de exponer a la población a las secuelas sanitarias ni amenazando la inversión extranjera.

Al plantear la necesidad de que el Gobierno asuma el control del vertedero, los alcaldes Roberto Salcedo y Juan de los Santos significaron una gran verdad: el manejo de los desechos sólidos del Gran Santo Domingo no debe estar sometido a ningún tipo de incertidumbre. Todo al margen que plantea la proliferación de los muchos basureros a cielo abierto, que atentan contra la salud, el ornato y el turismo.

Los ingredientes que se han amalgamado sobre la fétida crisis son para encontrar cuanto antes una solución al conflicto. Y evitar males peores.

El Nacional

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