La jefa de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (Minustah), Sandra Honoré, expresó profunda preocupación por “los resurgimientos de los actos de violencia y asesinatos en los barrios Cite Soleil y otras zonas del país”, angustiosas declaraciones que revelan un progresivo deterioro del clima político en esa nación.
Las agencias de prensa reportaron ayer al menos seis heridos en enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y miles de manifestantes congregados en Puerto Príncipe y Cabo Haitiano en reclamo de la renuncia del presidente Michel Martelly y del primer ministro Laurent Lamothe.
Una acentuada emergencia alimentaria y de servicios como salud, electricidad, vivienda y educación sustenta la convocatoria a movilización que ha hecho la oposición política a Martelly, quien parece más interesado en las gestiones que realiza su cancillería haitiana para promover una condena diplomática y económica contra República Dominicana.
El deterioro político e institucional que afecta a Haití debe constituir un motivo de preocupación para República Dominicana, porque significa problemas en los ámbitos migratorios y de intercambio comercial, tanto así, que ayer se suspendió el mercado binacional de Dajabón y fue necesario incrementar la seguridad militar en la frontera.
La advertencia de Amnistía Internacional, sobre el peligro de promover un excesivo nacionalismo ante la sentencia del Tribunal Constitucional, debería ser válida también para el Gobierno haitiano que usa la patriotería para procurar desviar o distraer la atención del pueblo sobre su propia crisis.
El primer ministro y el canciller haitianos realizan una intensa labor diplomática en los foros de la Comunidad Económica del Caribe (Caricom), Cariforum, Organización de Estados Americanos (OEA), Unión Europea y Acuerdo Petrocaribe, con el propósito de que República Dominicana sea objeto de sanción.
Lo sensato sería que el presidente Martelly, el ministro Lamothe y el canciller Pierret Richard-Casimir concentren sus mayores esfuerzos en afrontar la crisis política que aflora en Haití y que es motivo del resurgimiento de un escenario de violencia que preocupa a la Minustah.
Por lo pronto, el Gobierno dominicano y su Cancillería deberían estar ojo avizor ante -Dios quiera que no- un posible agravamiento de la situación política, económica y social en el lado oeste de la isla, que también debería ser motivo de preocupación para naciones caribeñas cuyos gobiernos flagelan al gentilicio dominicano.
