Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡In memoriam!

 

Dos muertes afectan directamente al Partido de la Liberación Dominicana, que es la organización que encabezada por el presidente Danilo Medina Sánchez, dirige los destinos de nuestro pueblo. Mucho pesar en nuestros sentimientos, porque con quienes fallecieron el autor de esta columna había tenido relaciones desde hace muchos años: a Rafael Calventi Gaviño lo conocimos después del levantamiento de abril de 1965 y nos acercamos a él, primo-hermano de Juan Bosch, nuestro líder y maestro, en una peña sabatina a la que asistía el profesor con un grupo de intelectuales que admiraban y respetaban a quien era en ese momento líder del PRD.

Rafael Calventi a diferencia de otros de los que integraban esa peña, nunca se alejó de Juan Bosch, ni del PLD y por eso, cuando era un profesional como arquitecto de mucho éxito y renombre, fue designado en el servicio exterior como embajador representando la República en Italia, México, Argentina y Alemania, donde falleció.

En su larga carrera profesional recibió reconocimientos no sólo en nuestro país por la calidad y categoría de obras relevantes de arquitectura, sino también por sus conocimientos, la profundidad y seriedad con que ejerció esa hermosa profesión como constructor, destacándose entre ellas el Banco Central de la República Dominicana. Fue condecorado Caballero de Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana y también con la Orden del Libertador San Martín Grado de Gran Cruz, de la Argentina.

Sus méritos como profesional, su discreción y cortesía de hombre sencillo, franco y discreto, fueron positivas para el PLD. Como lo fue también en escenarios diferentes, Ramón María Rodríguez Flores, (Monchy), a quien el autor de esta columna conoció siendo apenas un adolescente en Santiago, la capital económica del Cibao, cuando se había organizado en un Círculo de Estudios del PLD.

Monchy Rodríguez desempeñó diferentes cargos en la administración pública y en instituciones del Estado. Fue compañero y funcionario del autor de esta columna, cuando desempeñábamos a dirección de la Corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE) y por su seriedad, inteligencia y eficiencia, fue nombrado administrador de “Los Molinos del Norte”, instalados en la ciudad de Puerto Plata; funciones que desempeñó con excelente disposición y honestidad que elevaron su imagen no solamente en la institución en la cual servía.

Después desempeñó otras funciones, dando ejemplo de respeto a los cargos que desempeñaba y que eran dispuestos a su responsabilidad porque todos estábamos convencidos de que MonchyRodríguez no haría nada, absolutamente nada, que fuera incorrecto.

En el Partido de la Liberación Dominicana, fue diputado al Congreso por su provincia natal y desempeñó por muchos años la presidencia del comité municipal de Santiago, aspirando a la candidatura de Alcalde de esa ciudad y presentado en sus aspiraciones por el autor de esta columna, que fue distinguido al ser escogido por él y sus compañeros para hablar de su conducta y méritos, necesarios para el desempeño de las funciones a las que aspiraba.

Es triste escribir esta columna, pero es obligatorio hacerlo por el mérito que tenían y dejan como recuerdo Rafael Calventi Gaviño y Ramón María Rodríguez Flores (Monchy). ¡Descansen en la paz eterna, a la que son acreedores!

El Nacional

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