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Cumbre Iberoamericana

Cumbre Iberoamericana

Ubi Rivas

La XXVIII Cumbre Iberoamericana teniendo de anfitrión nuestro país, celebrada entre 24-25 de marzo, idéntico a todos los eventos internacionales, logra amplia resonancia hemisférica, y más allá, que logros inmediatos, pero galvanizando conciencias en procura de superar añejas falencias.

Sin exageración ni edulcorados halagos, es posible tremolar que nuestro presidente Luis Abinader, en su laudable propósito de expandir la galvanización de conciencias persiguiendo metas comunes, logra el original propósito de vincular voluntades que fructifiquen parejas para todos los países representados por sus mandatarios.

Más que unir voluntades, lanzar a todos los vientos y latitudes, añejos reclamos sociales, de manera que repercutan ampliamente y reditúen en alcanzar los objetivos y propósitos en beneficios múltiples.

El cónclave donde participaron gobernantes latinoamericanos, el presidente de Portugal, Marcelo Rabelo y el rey de España Felipe IV, centró sus preocupaciones y metas en alimentación, migración, medioambiente y, por supuesto, la profunda crisis de desintegración de Haití, no tanto abogar por las profundas penurias que padece más que su gobierno, el pueblo cubano, por la injustificable y criminal política de ahogo económico dispuesta por el imperio por 60 años, sinrazón lastrada de genocidio.

Esa fue la justa denuncia y queja del presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel.
Las postradas democracias de Nicaragua y Venezuela, ausentes.

Es posible, conforme dictan las experiencias de estos cónclaves, que los resultados planteados no concreticen todos, ni en plazos cortos, pero las propuestas de relevo social están expuestas, e igual que los anhelos personales, todo será consecuencia del devenir de los acontecimientos, que deseos de los gobernantes convocados.

Pero hay un evidente propósito de cambiar, superar y planear los escenarios socio económicos imperantes por otros de mayores contenidos que reditúen en los preteridos de los países involucrados en el cónclave del XXVIII Cumbre Iberoamericana, que desgraciadamente son las mayorías.

Nuestro mandatario reiteró su filosofía para superar la profunda crisis y anomia que postra a nuestro vecino haitiano, postulando que lo primero para ayudarlo superar su triste situación empieza por pacificarlo, sin mencionar, obvio desarticular las pandillas de facinerosos que controlan 70% de su país.

Central tema que prosigue con la mayor ayuda recibida por Haití de nuestro país, donde sus nacionales incursionan en el sector agropecuario, turismo e industria de la construcción, más labores informales de fruteros y taxistas, siendo el propósito regularizar ese estatus, y reducir la demografía de más de dos mm de indocumentados que peligran nuestra soberanía física.

Mucho de esa preocupación nacional vertió correctamente nuestro presidente Abinader en ese escenario, y junto a las restantes iniciativas, se centran las consecuencias positivas en sus respectivos plazos, sin prisas, que es plebeya, sin largas pausas, que sabotean las laudables iniciativas.

Por: Ubi Rivas
ubirivas30@gmail.com

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