Vencido el plazo para la circulación de motores no registrados, los centros habilitados para la operación lucen insuficientes ante la avalancha de personas interesadas en acogerse al mandato de la ley.

Pero los centros no son insuficientes ni el personal incompetente, sino que los motoristas confiaban hasta el último día que gozarían de una prórroga para certificar las unidades. Apenas se han registrado unas 602 mil de cerca de tres millones de unidades.

Tuvieron más de un año y un mes para hacerlo, pero cuando vieron la verdad se apresuraron y aparecieron todas las excusas habidas y por haber para justificar la demora.

El Intrant no transigió y desde el viernes 15 los agentes de la Digesett iniciaron la fiscalización de los motores cuyos conductores carecen del casco protector rotulado con la placa de la unidad y la licencia categoría 1.

El operativo debería extenderse a los motoristas que irrespetan los semáforos, circulan en dirección contraria y violan los espacios públicos. Además de medio familiar el motor es usado para servicio de taxis, delivery, mensajería y muchas otras actividades.

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Y siendo los motores el medio de transporte que se utiliza para crímenes y asaltos hay que respetar la ley una vez asumido el registro de las unidades como parte de la Estrategia Nacional de Seguridad Ciudadana.

Sería desconcertante que por alguna razón los agentes de la Digesett, que son tan estrictos con los conductores de vehículos privados, se muestren flexibles con los motoristas.