Editorial Opinión

De vida o muerte

De vida o muerte

Las estadísticas sobre muertes en accidentes de tránsito o por atropellamiento de vehículos en República Dominicana son escalofriantes, propias de un país que posee la mayor tasa de mortalidad por esas causas a nivel mundial, al promediar 65 fallecimientos por cada cien mil habitantes.

En los últimos 20 años han muerto unas 30 mil personas en el territorio nacional, incluido más de tres mil desde 2020, de los cuales un 54 % son peatones, motociclistas y ciclistas, lo que convierte las colisiones viales en la primera causa de muertes.

Se cuentan por miles las personas que perecen atropelladas por vehículos en calles, avenidas y autopistas, clara señal de que desde hace muchos años las vías públicas se han convertido en antesalas de la muerte, como lo demuestra la cifra de 27,816 fallecidos por esa causa durante el periodo 2004-2020.

El domingo falleció el joven Julio César de la Rosa Peralta, atropellado en la avenida George Washington por un vehículo conducido por Scarlet Valentina Mujica Zapata, tragedia que renueva la preocupación ciudadana por tantos casos de muerte por colisión y atropellamiento vehicular.

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Los programas oficiales para contener el caos en el tránsito urbano e interurbano han constituido fracasos sucesivos, sin importar que se haya creado una policía especializada y un Instituto de Tránsito y Transporte Terrestre, porque el sistema de movilidad vial es hoy sinónimo de anarquía y muerte.

Patanas, camiones, autobuses, carros del concho, motociclistas, yipetas y vehículos de alta grama transitan como chivos sin ley por vías escasamente señalizadas, semáforos sustituidos por agentes de tránsito en escenarios de interminables congestionamiento vehicular.

Por accidentes viales han muerto en República Dominicana más gente que las causadas en todas las guerras, ciclones y epidemias del último siglo, sin que ningún gobierno, ni ayuntamiento lleguen a entender que la reorganización del tránsito debería ser prioridad nacional.

El presidente Luis Abinader tiene el irrenunciable compromiso de colocar en su próximo gobierno el proyecto de ordenamiento del tránsito en el lugar más cimero en la agenda de prioridades, porque afrontar esa crisis se ha convertido en un asunto de vida o muerte.

El Nacional

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