Desde tiempos inmemorables, los hombres de ciencia se han ocupado en buscar explicación a las conductas desviadas de los seres humanos. La lista es interminable, pero hay constancia de que Hipócrates, Platón, y hasta el mismo Aristóteles, trataron de explicar el porqué el hombre delinque. La criminología se ha convertido en una ciencia apasionante, que busca con la ayuda de otras disciplinas del saber, explicar satisfactoriamente las inconductas y los delitos de los grupos sociales en una sociedad determinada.
El presidente está consciente de que grandes mujeres y hombres lo han dado todo, para que la Criminología como ciencia alcanzara los niveles actuales, basta recordar los aportes de César Lombroso, Enrico Ferri, Rafael Garofalo, Karl Roder, Karl Krause y John Watson con su conductismo. Repito, la lista es interminable, pero al final, podemos concluir, en que hay un punto de coincidencia, y es que por instinto de preservación, las sociedades se defienden de sus enemigos naturales, o eliminando las células que producen el cáncer, o demandando de sus autoridades, políticas públicas eficaces, independientemente, de todas las teorías existentes y los múltiples factores que determinan la delincuencia.
Lombroso fue enfático: para combatir la delincuencia hay que estudiar al delincuente y al parecer, el jefe del Ministerio Público, Francisco Domínguez Brito, luce totalmente desfasado en las técnicas de investigación. El espeluznante caso de Najayo, es el mejor ejemplo de su desconocimiento y empeora más su posición, cuando obstruye con declaraciones desafortunadas y actitudes imperdonables, el gran desempeño de la Policía Nacional y el mayor general Manuel Castro Castillo, quien demostró a través de la institución del orden, que contamos con una Policía eficiente, al dar respuestas satisfactorias con nombres e historial de los delincuentes y datos precisos e irrefutables de los hechos del caso Najayo, en tiempo récord.
Desde hace tiempo vengo observando el espíritu mezquino del Procurador con la Policía Nacional. Ha sido abusivo en sus declaraciones públicas al querer desautorizar a una institución que ha demostrado eficiencia en sus investigaciones. Y ahora, la sociedad dominicana no sale de su asombro, cuando se publica, que la Policía tuvo que esperar más de una hora para entrar al lugar de los hechos de Najayo, por orden del jefe del Ministerio Público.
¿Qué busca Domínguez Brito al asumir actitudes tan impropias de su cargo? No tengo respuestas en estos momentos, lo que sí sé y eso me llena de orgullo, es que el caso Najayo, sacó a relucir, que estamos cosechando los frutos de los esfuerzos del Presidente Medina, para que nos encaminemos firmemente a tener una nueva Policía Nacional con criterios distintos a los anteriores.