Editorial

Democracia USA

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Donald Trump se convirtió ayer en el primer presidente de Estados Unidos sometido a dos juicios políticos durante su mandato, aunque el segundo “impeachment” se inicia formalmente cuando ya no tiene la condición de jefe de Estado, lo que también crea un hito en la historia política e institucional de esa nación.

En la primera ocasión, la Cámara de Representantes acusó a Trump de obstruir la justicia en una investigación federal sobre presuntas presiones que habría ejercido para que el gobierno de Ucrania formalizara acusación penal contra un hijo del hoy presidente Joe Biden, su potencial rival en las elecciones de noviembre.

Trump es acusado de “incitación a la insurrección”, cuando el 6 de enero improvisó un discurso ante una multitud frente a la Casa Blanca a la que dijo que “si no lucháis como el demonio, nunca más tendréis un país”, y acto seguido una turba asaltó al Capitolio, para impedir que el Congreso certificara la victoria electoral de Biden.
Previo al juicio formal se ha debatido el criterio confrontado entre abogados de Trump y fiscales demócratas sobre si la Constitución de Estados Unidos admite o prohíbe que el Congreso juzgue a un expresidente por un delito que fue imputado cuando ostentaba esa condición.

Aunque resulta poco probable que en este segundo juicio político el exmandatario sea declarado culpable, porque no se alcanzaría la mayoría requerida, pero si así sucediera, se produciría otra confrontación sobre el tipo de sanción que se aplicaría, que no puede ser la destitución ni la inhabilitación.

La acusación contra Trump fue formalizada por la Cámara de Representantes el 13 de enero, por lo que el juicio político debe concluir aun cuando ya no es inquilino de la Casa Blanca, más aún porque la bancada demócrata señala que el delito imputado a Trump es la más grave imputación atribuida a un mandatario en la historia de Estados Unidos.

El artículo II, sección 4, de la Constitución estadounidense refiere que “el presidente, vicepresidente y todos los funcionarios civiles de Estados Unidos serán retirados del cargo al ser acusados y declarados culpables de traición, sobornos, y otros delitos y faltas graves”, pero no se refiere a un “expresidente”, aunque los gestores del “impeachment” sostienen que fue incoado y aprobado cuando ostentaba la jefatura del Estado.

En ese proceso histórico, lo más probable es que Donald Trump resulte de nuevo absuelto, y que si fuera declarado culpable, ningún texto de ley o jurisprudencia podría arrojar luz sobre el tipo de sanción que se le impondría, pero aun así, la democracia prevalecerá en esa gran nación.

El Nacional

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