Editorial

Desbordamiento

Desbordamiento

La magnitud de la delincuencia y criminalidad que abate a la población, puede medirse por las últimas 24 horas durante las cuales se reportaron once muertes violentas, la mayoría a manos de delincuentes que despojaron a sus víctimas de armas de fuego y otras pertenencias, pero también el estado de inseguridad se mide por la ola de atracos contra estudiantes de escuelas y colegios.

Entre los diez ciudadanos asesinados, ocho fueron ultimados a balazos, incluido un sargento mayor de la Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET), pero también se resalta el asalto a un establecimiento comercial de la avenida Núñez de Cáceres, durante el cual los atracadores dispararon a matar contra los propietarios del establecimiento a quienes hirieron de gravedad.

Tan grave como la crónica de once muertos en sucesos de violencia en menos de 24 horas, ha sido la denuncia sobre los asaltos por antisociales armados que se perpetran en el residencial Villa Satélite, de Villa Mella, contra escolares a los que despojan de sus mochilas con todos los útiles escolares. ¿Se aspira a mayor grado de perversidad?

Ese sector sirve de ejemplo de lo que significa una comunidad virtualmente controlada por los delincuentes que además de atracar a niños y niñas, roban en viviendas habitadas y aprovechan los largos apagones para cargar con lotes de alambres del tendido eléctrico que almacenan en una guarida en la misma barriada para mercadearlo como cobre.

El sargento Javier Mercedes fue asesinado a balazos por dos individuos que lo despojaron de su arma de reglamento en la intersección de las avenidas Jacobo Majluta y Hermanas Mirabal. Igual suerte corrió Luis Alberto Montero Méndez, a quien también sus asesinos le quitaron su arma de fuego.

En barrios populares y sectores residenciales del Gran Santo Domingo, así como en gran parte de la geografía nacional, la población sufre un angustioso estado de inseguridad matizado por cotidianos atracos, asaltos, violaciones, robos, en muchos de los cuales los delincuentes asesinan a sus víctimas.

Un informe del Instituto para la Economía y la Paz, sitúa a República Dominicana entre los países con mayor índice de violencia del Continente, por encima, incluso, de Haití, con la ocurrencia de 94 homicidios por cada cien mil habitantes, estadísticas que deberían causar honda preocupación en el Gobierno y la sociedad.

A más del tétrico reporte sobre once muertes violentas en menos de 24 horas, la denuncia de que bandas armadas atracan a niños y niñas a la salida de escuelas y colegios para robarles sus útiles escolares, ha de interpretarse como penosa señal de que en materia de delincuencia y criminalidad ya se ha tocado fondo.

El Nacional

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