La estelar voleibolista Prisilla Rivera se despidió del deporte con una valiosa contribución en el torneo que ganó invicto la selección nacional.

Prisilla se convirtió en uno de los íconos de “Las Reinas del Caribe”, como fue bautizado el conjunto por la autoridad con que compite en eventos internacionales.

En el juego de despedida, ganado por la selección nacional al equipo de México, Prisilla brilló como en sus mejores tiempos. Jugó con la acostumbrada entrega, dinamismo y compañerismo. La victoria en el torneo hubiera sido más significativa de rivales como Estados Unidos y México haber participado con delegados de más nivel.

Estados Unidos lo hizo con un equipo de una universidad y en la de México no había un solo miembro del equipo que participó en las Olimpíadas de Tokio. Como estará siempre al servicio del deporte, la experiencia de Prisilla tiene que aprovecharse.