Carta de los Lectores Opinión

Dinero y contagio

Dinero y contagio

El contraste gravita sobre la fuerza liberatoria del dinero y el estiércol nauseabundo. Con la misma moneda o papeleta que compra un mendigo, el comercio lo utiliza para sus operaciones, acariciándolo numerosas manos.

Con ese mismo dinero preñado de bacterias y estiércol compran los políticos orcopolitas el voto y la conciencia de los ciudadanos hambrientos en épocas de elecciones, mancillan la sagrada dignidad de muchas de nuestras valiosas mujeres y vulneran las entrañas mismas del corazón de la patria quisqueyana, donde la utópica equidad social es una vil ramera con alma de prostituta y estercolero corazón de cloaca.

Ese bacteriano dinero que apreciamos tanto y es acariciado por el que exento de higiene se masturba y limpia heces fecales con los dedos sin lavarse las manos, es el mismo dinero que estrujan y acarician nuestras manos, los bolsillos, las carteras, los maletines y las bóvedas de los bancos. Es el mismo dinero que manosean los leprosos, los que sufren de tuberculosis al igual que los que tienen SIDA, hepatitis crónica u otras enfermedades contagiosas.

Es el mismo dinero con que comercializan los narcotraficantes y los lavadores de activos, las prostitutas humildes y las que se fabrican labios, narices, pechos, nalgas, regazo, vulva y efigie de escalpelo.

Es por ese microbiano dinero con fuerza liberatoria que invocando el caudal relicto se vulneran con gris reticencia níveas actitudes, auténticos paradigmas y genuinos legados de la loable solemnidad paternal, se pone en peligro la sagrada paz entre las naciones del universo y se libran cruentas guerras entre los entes humanos, se cometen crímenes horripilantes contra niños inocentes, ancianos indefensos y seres adultos no culpables; por ese mismo dinero se comenten absurdos descabellados en nombre de la libertad y de la democracia, de la equidad social y la eliminación de la pobreza, se mancillan los símbolos patrios y nuestra destartalada sociedad se torna cada vez más corrupta, injusta y análogamente perversa y pervertida.

En síntesis; no obstante las parcas bacterias que se refugian en lo tangible del dinero, resulta insoslayable el contraste de su valuación con lo abstracto del estiércol abyecto que reside sobre la esencia intangible de su existencia. Parece que tuvo sobrada razón o sinrazón el autor de la vetusta socorrida expresión ¨el dinero no es la vida, pero se parece mucho a ella¨.

Por: Julio C. Benzán

El Nacional

El Nacional

La Voz de Todos