Como padres, a todos nos han tomado de sorpresa las rabietas de nuestros niños, porque quieren un juguete o dulce y en el caso de los más grandecitos, porque no quieren hacer la tarea, entre otras muchas razones. Disciplinar a nuestros hijos es muy importante, pero muchos padres piensan que sus pequeños no aprenderán ciertas reglas, por lo que en el hogar se relajan en cuanto al tema, y cuando estos hacen alguna “rabieta”, simplemente les dan lo que quieren, para que dejen de llorar. Al final los niños le conocen “el lado débil” a los adultos, por lo que hacer que cambien de actitud será un trabajo arduo.

Rafaelina Núñez, Psicóloga Clínica, especialista en Educación para la Diversidad, explica que cuando aplicamos la disciplina con nuestros hijos le enseñamos organización, reglas, deberes y límites, para que ellos aprendan la forma correcta de comportarse y actuar en el ambiente que se están desarrollando.

Al enseñarle las formas es más fácil que estos logren entender que hacer y que no, aunque los padres no estén presentes en el momento. Destacó que a partir de los dos años se puede empezar a disciplinar a los niños y en el transcurso les hacemos entender por qué la palabra “no” es utilizada en muchas situaciones y conductas. Debemos explicarles las razones de la negativa ya que no la entenderán como una respuesta válida.

Disciplina positiva

-Niños de 0 a 2 años

En esta etapa son muchos los berrinches que ellos hacen. Cuando hacen rabietas sin razón se deben ignorar, porque si descubren que aflojamos, utilizarán la manipulación y los berrinches cuando quieran algo. Lo ideal es hablar con ellos informarles las normas, sin hablarles duro que exista un diálogo coherente.

-Niños de 3 a 4 años

Hablar con ellos de las reglas para que las entiendan, mostrarles que hay consecuencias de las acciones negativas, pero que éstas sean sin llegar al maltrato físico. Explicarles con amor las cosas que pueden hacer, antes de decirle que no siempre.

-Niños de 5 a 6 años

Aquí se puede empezar a emplear el tiempo fuera, que es un momento donde se le pone a pensar en un área de la casa que se designe. Durante este tiempo ellos deben reflexionar sobre acción negativa que cometieron y por qué no estuvo bien.
Posteriormente, el padre debe conversar con ellos y explicarles que cada vez que cometan una acción negativa tendrán que pensar en la acción cometida en un tiempo establecido. Si tiene 5 años, 5 minutos es lo prudente, los niños no manejan el tiempo y para ellos esta cantidad de minutos es una eternidad. Lo ideal es un minuto por año.

– Niños de 7 a 8 años

Tener diálogos con ellos en los cuales no solo sea corregir las malas acciones, sino prevenir las conductas negativas, cumplirlas a cabalidad, reforzar las conductas positivas.

-Niños de 9 a 10 años

Hablar con ellos y explicarles por qué sus malas acciones tienen consecuencias y castigos. Nunca se debe ser permisivos, ni hacer sus asignaciones si están desmotivados, ya que creamos una cultura de irresponsabilidad. Refuerza las buenas acciones, premiarlos en algunas ocasiones con privilegios de algo que se ganen por el esfuerzo hecho.

UN APUNTE

Maltratar no funciona

La especialista dejó en claro que golpear y decirles palabras hirientes puede hacerles daño, y que solo se puede lograr una disciplina positiva, si se hace con amor. “Maltratándolos los condicionamos a que solo se corrige a través de los golpes. Si solo le hablamos con desprecio será un patrón que van a repetir. De esta forma los estamos incentivando a la violencia que es mucho de lo que se ve actualmente”.