Opinión

Disciplina y orden

Disciplina  y orden

Tengo algo más de treinta años viviendo entre los sectores Los Millones y el ensanche Quisqueya, muy próximo a un liceo público. En todo ese tiempo supongo que he visto salir y entrar de esa escuela pública a dos generaciones pero sin cambios significativos en términos de la disciplina, del orden, de la conducta social que muestran sus estudiantes.

En la avenida de Los Beibolistas, en Manoguayabo, hay un liceo público grande, espacioso, pero tantas veces paso por su lado, recibo la misma impresión de otras escuelas públicas: estudiantes de cualquier edad saliendo correteando, peleándose, lanzando improperios, insultándose, y confieso mi frustración porque en más de treinta años veo poco adelanto.

Es verdad, hay notables diferencias de los sectores, de sus poblaciones. Y que el sistema educativo nacional experimenta cambios importantes a favor de nuestros estudiantes y de sus profesores. Sin embargo, me resisto a aceptar la revolución pregonada siendo tan visible el desorden conductual de esos estudiantes, que me dejan una sensación de pesimismo.

La conducta de los estudiantes es un mal síntoma del sistema educativo
En todas partes se cuecen habas. No obstante, los profesores y directores de escuelas públicas jamás están ausentes de la forma de comportarse de sus estudiantes e incluso de manifestaciones atípicas dentro del aula, y se supone que estamos desarrollando nuevas generaciones.

Hay momentos en que me siento derrotado, pero al siguiente día me levanto consciente de que un mal jamás puede ser eterno. Hay que insistir.

Sin orden y disciplina dudo mucho del progreso intelectual o estudiantil de cualquier individuo o de un sistema educativo. ¿Estoy errado? ¿Estoy cargado de prejuicios? ¿Veo demás? Van los estudiantes de cualquier grado correteándose sin hacer caso de ningún vehículo en marcha, de nadie y nadie, a su vez, puede decirles nada porque recibe un insulto digno de un prostíbulo.

Estas cosas tan tontas, tan nada de teórico, algo está diciéndonos de nuestro porvenir. Hay que organizarnos en relación al orden, a la disciplina, a determinados valores y objetivos.

No llegamos lejos llenando las aulas de incorrecciones, reproduciendo males. Tenemos un hueco, un vacío, y requerimos de mejoras en nuestras competencias. Prestemos mayor atención.

El Nacional

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