Opinión Editorial

Discurso insular

Discurso insular

El discurso ayer en Niza, Francia, del presidente Luis Abinader ante la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre el Océano (UNOC3), en el que advirtió que la proliferación descontrolada del sargazo se ha convertido en una crisis ambiental, económica y sanitaria, representa la presentación formal de República Dominicana ante el mundo como país insular.

La nación ha vivido de espaldas al océano, a pesar de compartir con Haití la Isla Hispaniola, aunque ha podido desarrollar una industria del turismo sustentada principalmente en sus paradisíacas playas, pero sin participar en esfuerzos globales para proteger recursos marinos en riesgo por los cambios climáticos.

El mandatario dominicano ha señalado que en un escenario extremo la cantidad de sargazo como contaminante del océano podría superar el millón de toneladas, dependiendo de las condiciones ambientales y las corrientes oceánicas, lo que afectaría la diversidad marina y al sector turismo.

El jefe de Estado ha solicitado a la ONU que el aumento del sargazo sea reconocido como una emergencia regional que requiere de los esfuerzos y respuestas globales, clara señal de que el gobierno dominicano emplea su liderazgo regional para promover conciencia a nivel mundial sobre tan acuciante tema ambiental.

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Al voltear rostro hacia el firmamento marino, el gobernante ha advertido que los océanos enfrentan el riesgo de ser fuentes de vida a convertirse en epicentro de devastación a causa del cambio climático, pérdida de biodiversidad y la contaminación, escenario de desolación que hace mucho tiempo afecta a las costas de Haití.

El presidente destacó que su gobierno ha creado una plataforma de datos oceanográficos, que ofrece acceso a libre información en tiempo real sobre variables como oleaje, viento, temperatura del agua y presión atmosférica y que también impulsa la acuacultura sostenible, pero aun así, la isla sigue de espalda al mar.

Pese a la identificación de bancos de pescas en aguas que conforman el límite marítimo nacional, el país adolece de una flota pesquera para desarrollar una industria que incrementaría la producción de peces y mariscos para consumo interno, así como de otra mercante para mercadear la oferta exportable nacional hacia las islas del Caribe.

Aun así, por su contenido y alcance, el discurso del presidente Abinader ante tan importante cónclave, se interpreta como la presentación formal de República Dominicana ante la comunidad internacional como Estado isleño, una forma de voltear rostro nacional hacia el inmenso océano.

El Nacional

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