La prudencia aconseja que República Dominicana no se involucre más allá de la solidaridad que ha observado en la búsqueda de soluciones a la problemática crisis haitiana.
En ese sentido es sensata la posición del presidente Luis Abinader de excluir el territorio como punto logístico a las fuerzas internacionales supuestas a intervenir en Haití.
La misión para asistir a la Policía haitiana encabezada por Kenia tiene que instalar en Haití y no en este país su centro de operaciones.
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Con la ayuda humanitaria y las gestiones para que la comunidad internacional sea más sensible al drama haitiano es, al menos por ahora, más que suficiente.
Con lo enrevesada de la crisis en una nación ingobernable, víctima de la inseguridad y del terror, República Dominicana podría verse envuelta en un lío con cualquier incidente solo por tratar de colaborar con Haití.