Editorial Opinión

Dos o tres semanas

Dos o tres semanas

El ministro de Economía, Pavel Isa Contreras, considera que es muy pronto para calcular los efectos monetarios de la interrupción del comercio con Haití, aunque prefiere pensar que pronto habrá una solución a la crisis generada por la construcción irregular de un canal para desviar del rio Masacre.

Isa Contreras se erige como uno de los funcionarios con más cercanía a la realidad, al señalar que la búsqueda de nuevos mercados para la oferta exportable no debería vincularse con el cierre de la frontera, porque explorar otros destinos es siempre prioridad del Gobierno.

El presidente Luis Abinader dijo el lunes que consideraría flexibilizar las medidas aplicadas en respuesta a la construcción de esa obra, cuando concluya la rehabilitacióndel canal La Vigía para aprovechar el cauce del Masacre en beneficio de productores dominicanos, lo que tardaría de dos a tres semanas.

Aunque se valora como positivo la acción que encamina el Gobierno para mitigar los efectos de la suspensión del comercio con Haití sobre comerciantes, productores, industriales y exportadores, lo mejor sería que esa crisis se resuelva cuanto antes.

El cierre de frontera por “dos a tres semanas”, puede parecer una eternidad, para los afectados, incluidos comerciantes y consumidores haitianos, aunque se admite que el sacrificio se justifica porque el Gobierno no puede ni debe permitir que Haití vulnere impunemente un tratado de mutua convivencia.

Un indeseado escenario sería que la eventual intervención de una fuerza internacional sorprenda a Haití y República Dominicana todavía involucrados en ese diferendo, porque cualquier agravamiento del conflicto seria siempre vinculado con la llegada de las tropas pacificadoras.

Es claro que ante la llegada de esos contingentes militares a territorio haitiano, el gobierno dominicano pondría mayor empeño en garantizar la inviolabilidad de la frontera y de cada palmo del territorio nacional, por lo que mejor sería que Haití considere suspender en lo inmediato la construcción de ese canal.

Lo prudente sería que los gobiernos dominicano y haitiano acojan la mediación ofrecida por Estados Unidos y Francia y el llamado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que sostengan un diálogo franco sobre el diferendo por la construcción del canal, previa paralización de esa obra, para lo cual el primer ministro Ariel Henry debería desistir de presentar a su país como agredido y no como agresor. Ojala que esta crisis se resuelva antes de “dos o tres semanas”.
El Nacional

El Nacional

La Voz de Todos