Editorial Opinión

Drama al desnudo

Drama al desnudo

El intercambio ayer de impresiones y posiciones entre la aspirante a jueza del Tribunal Constitucional (TC), Cecilia Inmaculada Badía Rosario, con los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), Mirian Germán y Bautista Rojas Gómez, desnudó un drama jurídico, político y humano sobre el cual la sociedad no logra avenencia.

Badía Rosario, jueza de la cuarta sala del Tribunal Superior Administrativo, fue sometida por los miembros del CNM a cuestionamientos en torno a la Constitución y los derechos fundamentales, una pregunta de Rojas Gómez, sobre cómo trataría el caso de un aborto en el que estuviera en peligro la vida de la madre.

Fue en ese momento cuando la postulante arguyó que “las tres causales” sugeridas para la interrupción del embarazo no tienen sentido desde el punto de vista del Texto Sustantivo, que en su artículo 37 establece que la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte.

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Faltó a esa magistrada precisar si ese apartado constitucional garantiza en iguales términos la vida que se forja en el vientre y con la de la madre que lo alberga, toda vez que la interrogante formulada se refería al escenario donde la embarazada corre inminente peligro de muerte a causa de la gestación.

He ahí el primer dilema en torno al debate sobre las tres causales del aborto, porque resulta difícil precisar si la Constitución declara inviolable la vida de la madre o de la criatura que cumple con el requisito de la concepción, aunque se sobreentiende que para el constituyente la vida es única e inviolable desde el comienzo hasta el final.

La magistrada German, procuradora general, inquirió indicar si el médico actuante en esa situación no estaría en un estado de necesidad que justificaría la interrupción del embarazo, a lo que la postulante respondió que los galenos saben qué hacer según sus protocolos, pero que no conoce caso de algún profesional apresado por practicar aborto.

Esa jueza, quien se definió como “pro-vida”, contó la desgarradora historia de un padre que embarazó a su hija, por lo que el producto de ese incesto es a la vez hermano de la víctima de violación, pero dijo que el padre y a la vez abuelo, está preso “ y ellos todos están felices con ese niño”.

Lo acontecido en el interrogatorio practicado a esa aspirante a jueza del Tribunal Constitucional no debería ser considerado como un debate, sino como un lastimoso episodio inserto en un drama que poderes públicos ni sociedad se atreven a afrontar, porque en situaciones como esa unos y otros prefieren emular a Poncio Pilato.

El Nacional

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