Opinión

EDITORIAL: Los espejos del vecindario

EDITORIAL: Los espejos del vecindario

Debe identificarse alguna forma de convencer a Gobierno y oposición de lo perjudicial que resulta someter a toda la sociedad a un injustificado estrés que por demás perjudica a la economía y deteriora a la gobernanza.
El debate público parece sustentarse en mutuas descalificaciones, con marcada ausencia de propuestas de solución o de abordaje a actuales o añejos males económicos, sociales y políticos. Sobran los diagnósticos, pero escasean las medicinas.
Hace falta que el Gobierno escuche más y justifique menos, pero que también la oposición política, liderazgo empresarial y grupos sociales se asocien a la racionalidad, sin perjuicio de sus derechos a reclamar, denunciar o demandar.
Conviene que autoridades y sociedad toda se reflejen en los espejos del vecindario latinoamericano para no incurrir en errores, excesos e imprevisiones que han provocado que no pocos países se encaminen al despeñadero económico y social.
Una gran marcha de migrantes de Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador enfila rumbo hacia Estados Unidos aguijoneados por la desesperanza, pobreza, inseguridad y marginalidad que prevalecen en sus respectivos países, como antes ocurrió aquí con las hileras de viajes en yola hacia Puerto Rico.
El gobierno de Costa Rica intenta aplicar una desgarradora reforma fiscal para tratar de disminuir un déficit fiscal cercano al 8% del PIB, lo que pasaría en República Dominicana, si no se encarrila debidamente el debate sobre el tema de fiscalidad.
La aguda crisis económica de Argentina engendra más pobreza y debilita la gobernanza, a más de que esa nación gran exportadora de materias primas, tiene sobre su cuello el pie derecho del Fondo Monetario Internacional, como ocurrió aquí en 1984.
La economía dominicana se erige hoy como la de mayor crecimiento en la región, guiada por el crecimiento del turismo, remesas e inversión extranjera, aunque todavía persisten graves problemas de desempleo, marginalidad, e inseguridad, pero sería imperdonable que por incompetencia, inobservancia o irracionalidad del liderazgo nacional, el país resulte afectado por una gran crisis económica y de gobernanza.

El Nacional

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