Con derecho y razón, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) emprenderá una jornada de movilización para demandar mejoría en las condiciones de salud de maestros jubilados y pensionados, pero quizás ese gremio también disponga de tiempo para reflexionar en torno a los graves males que aquejan a la escuela.
La ADP convocará sendas protestas el 26 de mayo frente al Ministerio de Educación y el 7 de junio frente al Palacio Nacional, en las que también participarán “docentes activos que piden un reajuste general de salarios a todos los servidores de la escuela y mejora de la jornada escolar extendida”.
Sobran motivos para que el sindicato de profesores reclame mejoras en la cobertura y calidad del servicio del seguro médico instituido para los maestros, aunque nunca se han dicho las razones por las cuales esa administradora de riesgo de salud ni el hospital que le sirve de soporte han colapsado.
Resulta incomprensible que la ADP no asuma protagonismo en un necesario y mandatorio espacio de reflexión en torno al informe del Ministerio de Educación que revela que en el vigente año escolar se han producido más de 20 mil conflictos violentos en escuelas y colegios.
¿Cómo es posible que la institución que aglutina a más de 50 mil docentes del sistema público de enseñanza no se digne en emitir un documento siquiera con alguna reflexión en torno a las fatídicas estadísticas sobre violencia, acoso y violación sexual que involucran a estudiantes y profesores?.
Resulta aún más inverosímil que ese gremio pretenda con esas movilizaciones distraer la atención de una sociedad compungida e indignada ante tan elevado número de riñas entre estudiantes con profesores y personal auxiliar, así como familiares de alumnos contra docentes, o tempranos embarazos de alumnas.
El colmo sería que la Asociación de Profesores culpe de manera exclusiva a las autoridades educativas por el desorden que prevalece en las aulas regenteadas por maestros y directores, o que se muestre indiferente ante tan elevado número de niñas y adolescentes violadas o acosadas sexualmente.
Ojalá que las movilizaciones convocadas por la ADP cumplan con sus objetivos reivindicativos, pero es menester advertir que la comunidad educativa no perdonaría que ese sindicato actúe como el avestruz ante lo revelado en el informe del Ministerio de Educación sobre la grave situación de violencia y vulnerabilidad de la escuela pública.