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El compromiso

El compromiso

José Antonio Torres

Después de haber escrito de manera ininterrumpida 302 artículos de opinión sobre diversos temas, en lo adelante, he optado por usar el espacio de esta columna sólo para referirme a temas relacionados con el arte y la cultura. Jamás de política vernácula.

Sin embargo, dado la actual coyuntura electoral debido a la cercanía de las elecciones, sería una irresponsabilidad de mi parte soslayar los temas políticos sin antes fijar mi posición sobre el proceso y dejar claro el compromiso de mi voto.

Para mí, el sufragio de cada ciudadano tiene un valor personal, aunque aclaro que no usaré la palabra valor en términos de cantidad, calidad, medida o peso, porque lo utilizaré con su significado humano, como parte del comportamiento y educación de los electores.

Lamentablemente, muchos ciudadanos consideran el voto como una obligación y no como un instrumento con el que podemos ayudar a formar instituciones u orientar el rumbo de nuestro país.

Esto es porque los electores no les damos a nuestro voto su justa dimensión, algunos les atribuyen calificativos erróneos, como voto útil, voto de castigo, voto consciente, voto del miedo, los cuales nos alejan del espíritu democrático del sufragio.

No debemos considerar el voto como una carga, como molestia u obligación, sino como el ejercicio de un derecho que se tiene que hacer de manera responsable. Esta es la única forma de valorarlo.

De modo que se trata de una responsabilidad moral a la que no podemos rehuir porque de ella depende el futuro de la nación y por lo tanto de nuestros hijos y nietos. Esa es la realidad.

El valor del voto no es solo para elegir a la persona que nos liderará durante 4 años, buscando el bienestar común del país. Es, además, una inversión a gran escala, en la cual, el Estado, por medio de la Junta Central Electoral, se responsabiliza y administra hacer efectivo ese derecho que tenemos como dominicanos.

No es un secreto que la desinformación en las redes sociales, así como las malas decisiones del Gobierno y los errores de los partidos y/o candidatos, alimentan las ganas de no ir a votar, que se evidencia en el 35% de abstención que se registra en cada elección presidencial.