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El gagá y repercusión

El gagá y repercusión

Hugo Ysalguez

A finales de la década de los 60’ y los 70’, la izquierda dominicana y los clubes culturales libraron una lucha contra la penetración cultural norteamericana, que se expresaba a través de su música, modas, copias de algunas costumbres y el estilo de vida como sociedad de consumo, llegando al extremo de que muchos jóvenes, sin preparación y formación académica, quedaron atrapados en una madeja que los condujo finalmente al consumo de drogas, sustancias que usada para envenenar a segmentos importantes de la población, principalmente al indoblegable pueblo de San Francisco de Macorís.

Y, al parecer, todo indica que los Estados Unidos ganaron ese combate, pues la izquierda sufrió innumerables escisiones, y la mayoría de las entidades culturales, sucumbieron bajando la guardia, excepto el Club Mauricio Báez, fundado por cuadros del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, a la cabeza de Leo Corporán, Nelly Doñé, Leonel Carrasco y otros que haría este escrito fuera del espacio asignado, mencionarlos por sus nombres.

Ahora, tenemos una penetración cultural que le rinde tributos a figuras creadas como Ángeles del infierno, como el Vudú y la música del Gagá, exaltados, venerados y glorificados por los haitianos, en medio de rituales satánicos, muchas veces salpicados con sangre, sepultando paulatinamente nuestras costumbres y tradiciones enraizadas como expresiones culturales del pueblo dominicano.

Los haitianos nos invaden pacíficamente, una acción auspiciada por potencias extranjeras, a través de las Naciones Unidas y de la Unesco, uno de sus organismos con más incidencia en el hemisferio occidental.

La Unesco ha firmado pactos con el ministerio de Cultura para promover las fiestas del Gagá y el culto al Vudú. En relación al tema, Ricardo Taveras, quien fuera director de Migración, apunta lo siguiente: Este país no tiene suerte, hacemos un ministerio de Cultura y ministro tras ministra sólo se ocupan del Gagá como una expresión cultural supuestamente dominicana. Matan nuestra identidad con nuestro propio dinero.

No es cuestión de suerte sino que podemos ver claramente que los políticos que son elegidos para administrar nuestros recursos y defender nuestros intereses viola nuestras leyes y constitución sin ninguna consecuencia. Y eso es muy grave.