En el año 2010, la Organización Mundial de la Salud estimaba que el 20% de todos los recursos gastados en sanidad en América Latina se despilfarraban. ahora en el 2018, ocho años después, el estudio del BID ha encontrado resultados similares en Latinoamérica.

La combinación de costosos servicios profesionales, baja calidad y uso irracional de medicamentos, sobreutilización de productos y servicios sanitarios y desvíos de recursos a través de prácticas corruptas y fraudulentas propiciaban esta ineficiencia.

El documento también hacía hincapié en la asignación de recursos para intervenciones que no maximizan las mejoras en salud, como puede ser gastar más en cuidados curativos que en medidas preventivas.
La conclusión de ambos estudios es que las prestaciones de servicios de diagnóstico, tratamientos oportunos y de alta calidad en la atención primaria previene el deterioro agudo y las complicaciones en personas enfermas.

Además, la gestión proactiva de las enfermedades en la atención primaria puede contribuir a mantener bajo el gasto en salud, reduciendo las visitas de urgencia y hospitalizaciones.

Hay muchas posibilidades de estrategias para controlar precios y priorizar medicamentos, invertir en aquellos que realmente hagan diferencia y añadan valor, lo que podría lograrse con una eficiente política farmacéutica. Como parte de una estrategia de compra, se deben se deben priorizar la adquisición de aquellos productos de salud que hayan demostrado eficacia durante su aplicación.

Hay países de Centroamérica en los cuales los proveedores se comprometen, por ejemplo, a hacer un número determinado de inmunizaciones cada año o atender partos bajo ciertas condiciones de calidad, mientras el Estado se compromete a pagar en función de los resultados obtenidos.

El objetivo es hacer cada día más con los mismos recursos, en República Dominicana debido al problema de la deuda pública cada año se anticipan más restricciones presupuestarias.

Por consiguiente, en países como el nuestro, las políticas deben centrarse en mejorar la eficiencia de la atención de salud invirtiendo en intervenciones que logren los mejores resultados. Lograr la cobertura universal requerirá no solo dinero para la salud sino también más salud por cada peso dólar invertido.