Opinión

El lado trágico

El lado trágico

Grupos o tendencias del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), organización que controla la mayoría de los poderes públicos, lucen determinados a repetir la historia por el lado de la tragedia, al llevar su dilatada crisis interna al Congreso Nacional, con el consiguiente peligro de vulnerar la estabilidad de la gobernanza.

El liderazgo político parece ignorar lecciones de la historia matizada por confrontaciones al interior de partidos en el poder, cuyos desbordamientos afectaron muy seriamente el desempeño del Gobierno, el Congreso y de otras instancias públicas.

La facción del PLD que se opone a una convocatoria de la Asamblea Revisora para habilitar al presidente Danilo Medina en una posible repostulación ha convocado a manifestaciones o vigilias frente al Congreso Nacional para oponerse a propósitos reeleccionistas.

En ese escenario se produjo el lunes un penoso enfrentamiento entre agentes policiales y legisladores que siguen al expresidente Leonel Fernández, que pudo degenerar en una desgracia o incidente mayúsculo que desembocara en una crisis de grandes proporciones.

No se exagera si se advierte que las aguas no tratadas de la crisis interna del partido oficialista se desparraman hacia el ámbito legislativo con el peligro de que anegue otros poderes o instancias regulatorias, y quién sabe si hasta llegue a agrietar edificios de la economía y la gobernabilidad.

La dirección del PLD no llega a entender que ese es el partido de Gobierno, que también controla casi todas las instituciones del Estado y que, por consiguiente, sus repetidos estornudos pueden contagiar de neumonía a la anatomía social, política y económica de la nación.

La confrontación interna del PLD, que ya arrastra al Gobierno y al Congreso, carece de un arbitraje en condiciones de proponer diálogo hacia resolución del conflicto, por lo que prevalece el temor de que el final de ese drama sea igual al que se relata en la novela sobre la muerte anunciada.

Grupos en conflicto deberían declarar una tregua en el coliseo de la irracionalidad, para dar paso a la reflexión sobre “la crisis política de insospechadas consecuencias”, que podría causar esa crisis, según se advierte desde la sociedad civil.

El Nacional

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