Opinión Articulistas

El ministro misógino

El ministro misógino

Susi Pola

En nuestro país, agobiado por las cifras de violencia de género contra mujeres y niñas, con altos índices de embarazo y uniones forzadas de adolescentes, feminicidios, brecha de género e invisibilidad institucional para mujeres y niñas, un ministro de Salud Pública se permite suspender el programa sobre igualdad y equidad de género.

Un arrebato emocional misógino, homofóbico y “familista”, que arremete contra un número considerable de leyes establecidas, desde la misma Constitución dominicana, acuerdos internacionales y esfuerzos institucionales e intersectoriales ya establecidos en el tiempo.

El Plan de Transversalización del Enfoque de Género en el Sistema Nacional de Salud (PlanTEGS II) 2022-2030, fue puesto en vigencia el 8 de marzo de 2022, para reducir las brechas e inequidades de género en salud, respondiendo al mandato nacional de la política de género establecida en la Ley No.1-12, de la Estrategia Nacional de Desarrollo-2030 y en el marco de la Ley No. 42-01 General de Salud.

Al parecer, la referencia en los medios digitales del taller “De joven a joven”, impartido en coordinación con el Área de Salud VI y la Escuela Víctor Antonio Liz, de una foto de la presentación que decía, “Hombre/mujer no nacen, se hace: construcción social del género y las identidades”, escandalizó algunas vetustas mentes de la comunicación digital y eso bastó.

Obra del concepto “ideología de género”, inventado con absoluta carencia de base científica, para retroceder a partir de la manipulación y la tergiversación y del miedo fóbico, la frase de Simone de Beauvoir, indiscutible desde la década de los 40 del siglo pasado, activó el pensamiento anquilosado y sexista del ministro.

Pero si De Beauvoir presupuso cuerpos materiales biológicos-hombres y mujeres- significados por las relaciones estructurales, las mismas ciencias sociales en todos estos años, aseguran que el sexo con que se nace no determina la vida a una persona, pero si lo hace la manera como se socializa, sesgada, llena de los prejuicios irracionales de los patrones socioculturales.

Las personas, somos animales sociales moldeados por la cultura y la educación que nos imponen, y las mujeres somos discriminadas, encasilladas y disminuidas en esas instrucciones de vida, por lo que, nuestra pelea por la igualdad de oportunidades es constante.

Por lo tanto, para la mitad de la humanidad junto a minorías excluidas por cualquier razón, económica, étnico racial, etaria, de género, etc., el sentido de retroceder frente a lo conseguido en luchas milenarias es políticamente inadmisible, y particularmente un ministro, tiene que saberlo.

Lo demás, es misoginia.