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El poder transforma

El poder transforma

En la campaña electoral de 1996 al doctor Leonel Fernández se le investigó su vida pública y privada, tanto para la primera  como para la segunda ronda. No se encontró nada que comprometa su buen nombre.  Por el contrario: ser hijo de una madre abnegada, que se lo llevó a temprana edad a Estados Unidos, haber sido estudiante sobresaliente,  profesor de la UASD y abogado de oficio, eran aspectos que fortalecían su reputación. Estaba limpio.

Sin embargo, al llegar al poder se transformó. Nació Funglode, una institución de costo multimillonario, cuyo origen de la inversión a esta fecha se desconoce. Además, en su primer gobierno, el menos corrupto de los tres períodos que condujo, se vendieron todas las empresas de Corde y los ingenios azucareros. Desaparecieron patrimonios públicos sin que el Estado reciba la compensación correspondiente. ¿A Cambio de qué se propició esas transacciones?

Aún más: a partir de agosto de 2004, fecha en que retorna al poder, al ganar las elecciones de mayo de ese año, se firmaron múltiples contratos, con empresas nacionales y extranjeras, que resultaron leoninos para el interés nacional. No dispongo de espacio para citar esas operaciones ni mucho menos sus características, pero cabe formular la pregunta: ¿A cambio de qué se establecieron las negociaciones?

 Otro que llegó limpio al poder fue Luis Abinader. Al hoy jefe de Estado se le investigó en la campaña electoral, en plena época de las tecnologías,  y no se encontró nada que afecte su honor. Algo había que decir y desde el poder se diseñó campaña sucia y lo vincularon al narcotráfico, una infamia perversa.

    La gente acudió a las urnas en 2020 a sacar al PLD del poder, que durante 20 años solo exhibía corrupción, impunidad y secuestro de los poderes públicos. Lamentablemente Abinader tiene una confusión, al pensar que fue él que ganó y el triunfalismo le impide ver que necesitará nuevamente a aquellos que les apoyaron, distribuyendo el botín en personas de la oligarquía dominicana, incapaz de sumar votos.

Pero el carácter de ingrato es lo menos. El gran problema radica en los fideicomisos públicos que inventa, una manera de envolver en papel regalo el traspaso de las pocas empresas estatales que quedan y entregarlas a la oligarquía. ¿A cambio de qué? Se transformó y ya no está limpio.