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El PRM y la oposición

El PRM y la oposición

Luis Pérez Casanova

Desde que inició la travesía del desierto no ha habido forma de que la oposición encuentre el camino de la redención. Sin levantar vuelo, los fracasos se han sucedido uno tras otro, como acaba de verificarse  con la caída de los palos a ciegas que representaban las impugnaciones a la reforma constitucional y el caso de la alcaldía de La Vega.

 El PRM estaría en un error si por el descrédito y el escaso respaldo popular descarta a la oposición, desde ya, como opción de poder para las elecciones de 2028, confiándose, sobre todo, en que el buen Gobierno y la buena imagen del presidente Luis Abinader son suficientes para imponerse en los comicios.

El PRM, al que se le ha criticado ignorar o golpear a los suyos, enfrenta, entre muchos retos, la elección de un candidato que conecte con el sentimiento y las necesidades de esa franja de la población que parece moverse en la dirección del viento, que carece de ataduras políticas.

De no ser así, hasta al partido más poderoso e impoluto de los partidos se le hará difícil ganar unas elecciones  en un escenario como el nuestro. No hay que ir muy lejos.  

La aplastante victoria de Donald Trump en Estados Unidos evidenció que la corrupción ni la falta de escrúpulos son obstáculos para ganar unos comicios.

 En una sociedad en que pesan tanto los principios parecía impensable que un hombre condenado por agresión de género, mentir, soborno, evasión fiscal y con un estilo tan grotesco pudiera captar el respaldo de la población.

 Pero antes que Trump está el caso de Lula da Silva, en Brasil, quien tras cumplir 580 días en prisión de una condena a 8 años y 10 meses por corrupción pasiva y lavado de activos volvió a competir, una vez anulado el proceso por violación de sus derechos, y ganó.

Por aquí también tenemos el caso del expresidente Hipólito Mejía, quien después de salir prácticamente humillado de las urnas en las elecciones de 2004, si no ganó en 2012 fue por el despliegue de poder y recursos del Gobierno del PLD.

 Basta recordar la filtración según la cual el entonces presidente Leonel Fernández dijo que dispondría de 40 mil millones de pesos para impulsar la candidatura de Danilo Medina, además del rechazo de la JCE a todos los alegatos de la oposición para transparentar los comicios.

Las pinceladas ilustran que los procesos judiciales y el descrédito no son obstáculos para un partido ni un candidato ganar las elecciones. Y tampoco parece que el PRM sepa jugar con cartas marcadas ni dados cargados; en otras palabras, hacer trampas para preservar el poder a toda costa.

Con todo y lo mucho que puede faltar para las elecciones de 2028, si el PRM no se revisa, que no se sorprenda si pierde el poder de la oposición.