Opinión

El proceso de Emely

El proceso de Emely

l Segundo Tribunal Colegiado de San Francisco de Macorís, por el horrendo crimen cometido en contra de la menor Emely Pequero, sentenció al imputado Marlon Martínez a la pena máxima, 30 años, acogiéndose a los artículos que castigan los actos de barbarie contra menores, el aborto y el homicidio voluntario.
Sin embargo, la sentencia de 5 años para la madre de imputado, no deja conforme a nadie, considerando innegable la culpabilidad de esa señora participando el crimen.

La queja es que la judicatura dominicana sea tan apegada a la norma y tan garantista, que se impida utilizar ese margen de creatividad legislativa que el juez y la jueza debe tener respecto a sus decisiones. Ignorar que el Congreso, no es el único legislador, también lo puede -y debe- hacer, el juez y la jueza a través de sus sentencias.

Los y las árbitros, sentenciadores y sentenciadoras, bien podrían interpretar la ley en el sentido amplio que daría su conocimiento y sabiduría acerca de los casos que les toca juzgar y desde esas premisas, provocar al resto de la justicia, a sus grados, hasta llegar a la Suprema, para ir adecuando las leyes a los fenómenos socio culturales que tanto cambian y no alcanzan la lentitud de los procesos legislativos formales estableciendo Jurisprudencia.

La universidades están, desde hace años, formando magistrados y magistradas sentenciadores y sentenciadoras, atrapados en el marco estrictamente legal, a veces de normas de hace dos siglos, sin que, en sus funciones, se motiven a profundizar en la importancia de aterrizar a la realidad actual.

Al final, la hermenéutica del juez y la jueza se respeta siempre que crea nuevos significados a partir de su profunda sabiduría, en este caso, del fenómeno socio cultural de la violencia basada en el género, no solo de los límites que establece el sistema jurídico, límites que no son inamovibles. La facultad de jueces y juezas para interpretar el Derecho, en base a sus conocimientos, lo transforman y por medio de sus sentencias, le dan un nuevo sentido, o lo retrotraen a tiempos pasado.

De alguna manera tienen que subvertir la norma dentro de un ámbito posible y adecuarla al momento y las circunstancias. Es su deber en tiempos en que, los cambios sociales y generacionales que vivimos, nos presentan el desafío de crear, siempre desde la justicia, porque lo contrario, solo trae impunidad y disconformidad de parte de la sociedad misma!

Al final, la justicia que no profundiza y renueva, sigue siendo apañada y no siempre es por dinero, muchas veces es por ignorancia!

El Nacional

La Voz de Todos